A veces me preguntaba qué se sentía estar debajo del agua sin respirar, poder gritar para pedir ayuda y que nadie alcance a escucharte, qué se sentía ir perdiéndose dentro del recóndito océano donde la oscuridad es lo único que se conoce debajo de él, cómo se siente el agua en tus pulmones. Hoy, lo supe.
El cerebro dura 34 minutos sin oxígeno antes de que sus funciones vitales paren, la sangre no llega por lo tanto hay desmayo y mueres al poco tiempo.
Pero esto no era lo que me preocupaba, todavía estaba consciente de mi alrededor, de lo que sentían mis extremidades las cuales se volvieron pesadas, me siento como una bolsa de masa muscular pesada y cayendo sin rumbo. La presión del mar me ha tapado los oídos y lo único que siento es mi corazón latir lento y más lento.Mis pulmones ya no aguantaron más líquido y reventaron. La temperatura baja a niveles inimaginables en cuestión de minutos.Y de un momento a otro, ya no siento nada.
Ahora, lo único que veo es oscuridad, una oscuridad que me rodea asechandome cual presa.
Los cuerpos tardan meses en el fondo de mar hasta que se descomponen, estos gases que emite el cuerpo humano al descomponerse provoca que floten a la superficie, si es que un depredador no llega antes y acaba con todo lo que queda del cuerpo.
A pesar la situación, no era lo que me preocupaba, mi mayor preocupación en medio de un misterioso y desconocido lugar era si iría al cielo.
Cometí muchos pecados en mi vida, le robe dinero a mi madre una vez, engañé a mi ex marido con un vecino, me pasé altos mientras estaba borracha, mi abuela murió por mi culpa. Tuve una vida bastante miserable y probablemente este pagando todo eso ahora mismo.
Pero Dios querrá que vaya al purgatorio y me arrepienta, es lo más seguro.
No me importa pudrirme en el fondo del mar, no me importa morir. Me importa saber qué pasará después de que muera.
¿Qué será? ¿Qué será lo que me depara después de la muerte?Mis sentidos se apagaron, mi cerebro ya no funcionaba, mi cuerpo iba alejándose de la superficie, hasta que pude respirar.
¿Sabes cómo se siente cuando estás profundamente dormido y sientes que te caes? Así fue. Volver a sentir el oxígeno entrando y saliendo de mis pulmones era excitante, era glorioso, y quería más, necesitaba más. Me ahogaba con el propio oxígeno.Una luz roja me vislumbra, me ardía abrir los ojos, me dolía el cuerpo y gritaba por ello.
Volteé a mi alrededor y vi cables conectados de mi frente a un aparato que desconocía.
Figuras observan las pantallas mientras yo estaba atada a una mesa de metal. Sentía mis piernas desnudas frías y paralizadas por el toque del metal.
No podía hablar, estaba amordazada, lloraba y gritaba pero no tenía fuerzas suficientes. Sentí miedo, terror de la tortura siguiente.Nunca pude verles la cara, eran figuras más grandes que un ser humano, usaban máscaras de oxígeno y hablaban entre ellos con un idioma que yo desconocía.
Me quitaron la ropa y me abrieron, estaba paralizada de pies a cabeza, lo único que podía hacer era ver y llorar, procedieron la cesaria y me cosieron de nuevo, sin cicatriz, sin marca.
Llevaba encerrada y torturada 9 meses, el tiempo necesario para dar a luz.
Una figura se acercó a mi y me mostró a la criatura que había extraído de mi.
Lloré a más no poder, lo que mi energía me permitió hasta haberme desmayado.
Era horrosoro.Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de vomitar.
No sólo experimentaban con mi mente, me investigaban como si fuera un pedazo de carne, me abrían y me cosian, me fertilizaron y me sacaron a la criatura.
Todos dicen que miento, que sólo fue un secuestro, pero aunque no tenga cicatrices físicas aquello que viví me dejó una cicatriz mental.Sólo espero su regreso, espero poder ver a la criatura que salió de mi y conquistar y asesinar a todos aquellos que creen que miento.
Porque al final de todo, soy su madre humana y aquello extraído de mi sea humano o no, me debe la vida y podrá sacarme de mi purgatorio.