Capítulo 6

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SARAH
—¡Estás loca! —exclamó Maisie al escuchar mis planes para el día de hoy.

—¿Y eso por qué? Solo iré a dar una vuelta —respondí con toda la tranquilidad del mundo, mientras me miraba en el espejo y acomodaba mi traje de montar, ésta vez había optado por usar unos pantalones, los cuales eran siempre una buena táctica para llamar la atención del señor Carson; debido a mis piernas largas.

—Tú no solo irás a dar una “vuelta”, irás al terreno de Carson y no precisamente por una visita amistosa. —reí.

—Si tanto temor tienes de que haga una tontería entonces acompáñame querida hermana.

—¡No iré!

—¿Desaprovecharás la oportunidad de volver a ver a Tobías?

—Dame unos segundos. —respondió y yo solté una risita. Si se trataba de Tobías Carson, mi hermanita era siempre una yegua mansa.

Cuando salimos de la habitación y bajamos las escaleras nos encontramos con nuestra madre al comienzo de las escaleras, se veía azorada y sus mejillas estaban rojas seguramente por estar afuera bajo el sol.

—¿A dónde van mis amores? —preguntó curiosa.

—Maisie y yo iremos a dar cabalgata por los alrededores madre. —respondí con una sonrisa.

—Solo espero que regresen temprano para la cena.

—Lo haremos madre. —respondió Maisie.

Después de besarle la mejilla a mamá salimos de la hacienda, nos dirigimos hacia las cabellerizas a pedir que ensillaran nuestros caballos. 

—Sigo creyendo que no deberíamos ir a la hacienda.

—Ya llegamos hasta aquí Maisie y no me pienso echar para atrás. —espeté decida.

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ROWAN
Me faltaba poco para terminar de llenar los papeles de contabilidad de la hacienda. Éste año había sido más fructífero que los anteriores, el algodón, granos y quesos se vendían muy bien y mis compradores en la ciudad de Londres estaban más que contentos.

Escuché un suave golpe en la puerta de mi estudio, eso me hizo fruncir el ceño. Cuando trabajo aborrezco que me molesten. Otra vez volvieron a golpear la puerta.

—¡Largo, había dicho que no quería distracciones!

—Señor Carson, no sea maleducado. Por favor, déjeme pasar. —casi hago un gran tachón en la hoja de contabilidad al reconocer la voz cantarina al otro lado de la puerta.

—Adelante. —la puerta se abrió, solo no podía creerlo. —¿Qué hacéis aquí señorita Sarah?

Me levanté de mi escritorio y me deleité por un instante con la apariencia de ella, usaba pantalones que dejaban ver lo largas y moldeadas que eran piernas. Toda ella me volvía loco, los cabellos castaños, esos raros ojos color verde con motas marrones. Me encontraba a mí mismo imaginando como seria besarla y ella solo se paseaba por mi estudio tan tentadora, provocativa y… prohibida.

—No creo que a tu padre le haga gracia que te encuentres aquí sola, Sarah.

—No estoy sola, usted está aquí. Es el amigo de mi padre y su vecino comercial, no creo que se moleste —comencé acercarme a ella y vi en sus ojos como iba poniéndola nerviosa.

—¿Qué es lo que realmente haces aquí Sarah? —otra vez había aparecido esa expresión de seguridad en su bonito rostro.

—Tú lo sabes muy bien. —levanté una ceja.

©TODO POR AMOR. Trilogía: Amores Verdaderos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora