Capítulo 5.2

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Les advierto que va a estar POTENTE éste capítulo, así que preparadas 👀

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MAEVE
Él estaba muy celoso, demasiado. Sonreí satisfecha al verlo así, por primera vez en años Alejandro sentía lo mismo que yo sentí cuando él estaba cerca de Evie. El duque di Santi era hombre muy cordial y educado, logramos tener una amena conversación; supe que tiene un hijo y es un viejo amigo de la marquesa Windsor, aunque ese asunto se me hace un poco escabroso porque era muy extraño que un apuesto y rico duque italiano, estuviera tan lejos de su hogar con su hijo solo para acompañar a la marquesa en sus últimos días.

Por el momento no había vuelto a ver Alejandro desde que se fue colérico de la velada en la casa Rowling. Mis padres no se encontraban en la residencia por lo que solo nos encontrábamos Evie y yo, junto con los tres sirvientes de la casa. Quería salir a tomar aire fresco, en momentos como estos extrañaba enormemente a Cornelia, quería a mi confidente a la cual pudiera contarle mis males de amor. Definitivamente necesito hacer más amigas.

Iba a salir pero no encontraba mis botas favoritas y ya le había dado vuelta a toda la habitación dejándola desordenada. ¡Evie! Peculiarmente Evie y yo tenemos el mismo número de calzado y a veces nos robábamos los zapatos entre nosotras, probablemente ella las tomó.

Salí descalza de mi habitación, se escuchaba el sonido del violín por toda la casa y eso significaba que Evie estaba en el estudio practicando. Mi hermana mayor era más ordenada que yo por lo que todo en su habitación estaba pulcro y recto, a mi hermana le movías aunque sea el frasco de sus perfumes unos centímetros y ella lo notaria.

No encontré mis botas en su armario así que vi abajo de la cama, no estaban mis botas pero si un gran cofre que nunca había visto. ¿Qué guardaría Evie ahí? Siempre he tenido mi vena curiosa y maliciosa, tal vez ahí guarde sus joyas favoritas, lo agarré y para mi suerte se encontraba abierto. Cuando lo abrí y vi su contenido me quedé helada; escuché los pasos acercándose pero solo podía mirar lo que estaba en el cofre.

—Maeve.

—¿Qué es esto? —Evie se quedó callada al ver las cartas en mis manos. —Tú… tú las escondiste.

—Si —admitió y me levanté del suelo.

—Por meses sufrí al creer que ya no me escribía y tú... ¡todo este maldito tiempo tuviste las cartas!

—Maeve... —callé cualquier excusa con una fuerte cachetada marcando su pálida mejilla.

—Eres muy cruel Evie. Cruel y egoísta —tomé todas las cartas. —Ni siquiera sé si sigues siendo mi hermana.

Salí de la habitación con las mejillas mojadas por mis lágrimas, corrí a mi dormitorio y me encerré con llave para empezar a romper los sobres y leer las cartas que por meses había añorado.

«No me respondiste la última carta que te envié, probablemente algo debió pasar en la correspondencia. ¿Sabes? Aquí en la hacienda toda ha estado muy tranquilo, aunque Sarah sigue igual de loca, Maisie parece una señora de más edad y mi hermano Héctor anda despreocupado por la vida… De verdad espero que ésta carta si llegue a tus manos, mi luna»

«¿Por qué no respondes mis cartas Maeve? ¿Estás enojada por algo? ¿Es mi culpa? ¿Que hice mal? Solo respóndeme, no me importa nada, solo quiero volver a leer y ver tu letra curvada y choreta. ¿Has decidido alejarme de ti? ¿Eso fue?
Me encuentro desesperado por saber que sucede Maeve…»

Y así seguían todas, en cada una Alejandro suplicaba por saber porque no le respondía y monté en cólera al ver que también estaban mis cartas para Alejandro. Quería tanto golpear algo, por ejemplo: el bello rostro de mi hermana. Lloraba y el corazón me dolía, me mantuve encerrada en mi habitación leyendo todas y cada una de las cartas de las cuales Evie me privó en todos estos meses.

©TODO POR AMOR. Trilogía: Amores Verdaderos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora