«Darse cuenta.»Parecía que el recorrido iba a ser por completo pacífico, Kakashi iba al volante como siempre, Obito como copiloto, y atrás estaba el incauto, tranquilo e impasible, cosa que, en vez de calmar al Hatake, solo lo impacientaba. Si había algo que lo podía perturbar en esos momentos, era ma actitud de Kabuto. Hasta pocos minutos antes de subir al auto, este había permanecido con el carácter despota y arrogante, mientras ahora lucía juicioso y en tranquilidad absoluta. ¿Qué estaría tramando?
Pronto lo averiguaría.
Obito no era ajeno a la situación. Estaba al pendiente de los cruces y las afirmaciones entre ambos hombres de cabello plateado, pero el silencio que reinaba dentro del móvil solo hacía que pensara que las cosas marchaban mejor. Tal vez el criminal ya se hubiera resignado a su destino, y estuviera callado por la vergüenza y el fastidio.
El sonido de un motor rugiendo ferozmente los sacó a ambos de los pensamientos que tenían. El Uchiha fue el primero en verlo, una camioneta más grande que la de ellos se acercaba con velocidad.
Lo que más les hacía falta en ese caso, eran refuerzos, y tenía que pedirlos cuanto antes fuera posible. Tomó el pequeño interlocutor que estaba sobre su uniforme y habló, pues estaba seguro que Jiraiya estaba al pendiente de la operación.
—Jiraiya-sama, hay problemas aquí. Nos están siguiendo.— informó mediante el diminuto aparato.
La voz del hombre mayor salió del parlante al instante.
—Entendido, pediré ayuda, enseguida estoy con ustedes, tengo la ubicación.— habló el peliblanco.
No había pasado nada de tiempo luego de haber oído la voz de su superior cuando escuchó la voz del otro joven a su lado.
—¡Kakashi, cuidado!— gritó para advertir del peligro que suponía para ellos el nuevo objeto a la vista.
El Hatake giró la cabeza para ver por dónde venía el presunto ataque, fijándose en el retrovisor, en una fracción de segundos antes de sentir el impacto del choque, y un ruido estruendoso colarse en sus oídos justo antes de salir disparados hacia otra dirección, perdiendo así el control sobre el volante.
El auto dio un par de vueltas por el golpe, dejándolos inconscientes por unos segundos. Kakashi abrió lo ojos primero y se dio cuenta del hilo de sangre que corría por su frente, limpiándola al pasar su brazo por ella.
Un accidente. Era justo lo que el Yakushi necesitaba para cumplir con su amenaza.
Entonces todo esto ya había sido planeado con anterioridad. ¿Qué había fallado? Ya no habían doble-espías dentro de la agencia, ¿cómo sabían los del bando contrario que, precisamente, ese carro y a tales horas, sería el que llevaba a Kabuto?
Definitivamente tenía que hablarlo luego con su sensei. Escuchó un gemido de dolor escapar de los labios de su compañero, que parecía estar menos herido que él, lo cuál agradecía.
—Jiraiya—sama, ¿está ahí?— preguntó con la voz ronca e intentando buscar una forma para salir del vehículo estrellado.— Acabamos de sufrir un accidente.
Revisó al asiento trasero. Por supuesto, este ya se encontraba vacío. Había sido la oportunidad perfecta para escapar, y era obvio que Kabuto no la dejaría pasar por nada del mundo. Pero en el fondo, sentía que era su culpa. Su sensei les había dicho que debían dejar en suspenso sus actividades hasta que se arreglaran las cosas, pero el aire de grandeza que los gobernaba en cuanto a misiones se trataba, hizo que aceptaran sin chistar cuando Inoichi les propuso acompañarlos para que fueran los guardaespaldas del prisionero, desobedeciendo al Namikaze.
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A million men || Fanfic MinaKushi
FanfictionMinato Namikaze, un agente especial de fuerzas militares. Kushina Uzumaki, una chica secuestrada por el criminal y traficante más buscado en Konoha. ¿Qué tan difícil es caer en los enredos del amor? "No me importa si ya hubo un millón de hombres ant...