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Completa
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Alexander Lightwood, un arquitecto importante, felizmente casado y con un hijo. Consigue una licitación, para realizar un estudio de suelo y posterior construcción de un complejo habitacional en Michigan...
Ya había pasado una semana desde la llegada a la casa. Todo había cambiado. Alec no se levantaba tan temprano y comía en casa, prácticamente vivía en su trabajo. Lo más difícil era llevar a Rapha al colegio, debido a estaba a una hora. Ir y venir le consumía tiempo a Magnus.
Una tarde el moreno estaba en la cocina lavando los platos del almuerzo, cuando escuchó unos pasos en el pasillo hacia el comedor.
-¿Garbancito, se te olvidó algo?
No hubo respuesta, subió al segundo piso, donde estaban las habitaciones y escuchó al niño reír. Caminó hacia la alcoba, al abrir la puerta, Raphael estaba sentado en su mesa de tarea riendo solo.
-Hola, Raphi, ¿qué haces?
-Papiiiii -se asustó al ver a Magnus en la puerta-, hablo con mi amiguito.
Magnus entró y busco con la vista pero el infante estaba solo.
-¿Hay alguien más en la casa?
-Si papi...
-¿Para dónde fue? -preguntó alarmado.
-No sé papi, no ví -dijo con inocencia- se asustó cuando te vio.
-Arándano, es malo decir mentira.
-¡No papi! En serio estaba jugando conmigo...
-Mejor vamos para darte un baño, tienes tareas y no has dormido.
El niño se levantó y obedeció a su padre.
Raphael estaba dormido y Alec en la construcción, Magnus decidió darse una ducha. Quitó su ropa con calma, cuando sintió que algo se movió en el armario, pero al momento se dejó de oír.
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Tomó una toalla del buró, por el espejo vio cuando la puerta del clóseth se abrió sola. Su piel se erizó, se acercó poco a poco, se detuvo al ver que la otra puerta se abrió igual. Respiró profundo, su corazón latía con fuerza. Al llegar cerro las maderas, pero nuevamente se volvieron abrir. Con cuidado movió la ropa, cuando algo negro desde adentro salto encima de Magnus con fuerza.
Magnus grito y cayó en el suelo de golpe. Intentaba quitarlo de encima, pero sentía arañazos en su piel, desperado abrió los ojos y vio que se trataba de Presidente Meow.
-Gato estúpido me asustaste -lo arrojó con rabia-, anda a comer.
El gato se escondió de bajo de los brazos de su dueño, se veía más asustado y su corazón latía peor que el Magnus.
-¿Qué pasa Presi, por qué estás tan asustado?
Coloco a Presi en el piso. El gato se alejó corriendo fuera de la habitación. Respiro un poco para bajar la tensión, realmente se había asustado. Buscó sus cosas y entró al cuarto de baño. Se quitó los bóxer y se metió en la ducha, regulando su respiración, el agua salia tibia, se estaba relajando, cuando sintió una interferencia en el monitor de bebé.
