𝐄𝐬𝐩𝐞𝐜𝐢𝐚𝐥

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Youngjae se encontraba finalmente aliviado de terminar su trabajo, ya se había alterado en cuanto lo llamaron por un problema que hubo con uno de sus deberes como compositor. Hoy era el cuarto aniversario que tenía con JaeBeom desde que ambos comenzaron a salir y, se supone que sería un día muy especial pero su trabajo interrumpió sus planes.

Pará su suerte pudo arreglar el error e irse temprano hacia el cine donde había acordado estar con JaeBeom y Jeong-in. Era uno de los días más especiales de su vida y amaba disfrutarlo en familia.

En cuanto salió del establecimiento corrió como pudo hacia el cine que no estaba muy lejos de su trabajo. El viento soplaba con serenidad  los cerezos nacían con sus flores rosa, era un día bastante agradable.

En cuanto llegó la entrada estaba totalmente vacía. Solo lograba ver los letreros de alguna película en estreno y a los que trabajaban en el lugar. Lentamente se acercó a uno de ellos.

— Disculpa... ¿Está cerrado? — fue lo primero que pregunto.

El sujeto lo miró detenidamente, de pies a cabeza para luego sonreírle con amabilidad.

— No — contestó — ¿Usted es Choi Youngjae? — preguntó.

El castaño lo miró asombrado.

— ¿Cómo sabe mi nombre? — nuevamente el sujeto sonrió.

— El señor Lim ya pagó su entrada — explicó — Es la sala 3

— Gracias... — habló con desconfianza mientras entraba por los pasillos donde estaba las salas de cine.  Caminó hasta quedar enfrente de la sala 3 que le había señalado el empleado.

— ¿Ju-on? — leyó el título que mostraba una de las puertas — Oh por dios... Jeong-in no puede ver películas de terror — entró con desesperación.

Las películas de terror era lo que más odiaba, habían pocas veces en las que aceptaba ver una con JaeBeom por las noches pero, siempre terminaba saliendo de la habitación o apagando el televisor a mitad de película.

En cuanto entró se sorprendió al no escuchar nada, pero sabía perfectamente que la película de horror dejan un largo silencio para luego sorprenderte con algo espantoso, así que sólo cerró los ojos mientras seguía caminando.

— ¿Jeong-in? ¿JaeBeom? — nadie contestó. Se armo de valor para abrir finalmente sus ojos.

Nuevamente se sorprendió al ver el cine completamente vacío, la pantalla estaba en blanco y las luces se encontraban encendidas.

— ¿Qué...? — miraba por doquier — ¿Me equivoque de sala? — se preguntó a él mismo mientras caminaba hacia la puerta principal para ir a la sala correcta donde se supone que estaría JaeBeom y Jeong-in esperándolo.

Pero de pronto con lentitud se fueron apagando las luces dejándole oscuridad a su alrededor. El telón blanco comenzó a brillar con los colores que le brindaban el reproductor. Aunque sus pasos se detuvieron por instinto, no le importó en absoluto y siguió caminando hasta llegar a la puerta y empujarla por completo.

Hasta que comenzó a escuchar una melodiosa guitarra. Sus ojos curiosos miraron con atención la gran pantalla mientras inconscientemente iba retrocediendo sus pasos.

La pantalla fue reproduciendo diversos videos caseros de un bello paisaje por la playa lo cual Youngjae pudo reconocer. Las olas acercándose a la orilla de la playa, acariciando la arena dorada. De pronto las risas del pequeño Jeong-in comenzaron a oírse en el video junto a la risa del castaño. La cámara enfocó a Youngjae quien tenía puesta unas prendas ligeras que se movía por la brisa fuerte mientras este, iba paseando con su hijo en la arena, jugando y bromeando por las cosas que lograba hacer. De fondo, el canto del azabache se logró oír acelerando el corazón de Youngjae que sólo veía el video, parado esta vez en las escaleras del cine.

¡𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐢𝐳𝐨𝐬! (𝟐𝒋𝒂𝒆) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora