¤Narradora¤
Con una lentitud y temor profundo, la de ocelos jades salió del desgastado elevador y comenzó a caminar a paso titubeante, imaginándose una infinidad de escenas y posibilidades de que todo saldría de mal en peor.
No debía sorprenderse de la oscuridad de los pasillos de décimo y último nivel, pero era algo que aún le inquietaba y le daba más motivos para retractarse de su decisión.
Se preguntaba mentalmente si había hecho lo correcto en evadir las claras advertencias de la nigromántica y del paladin cobalto solo para acudir a ese lugar, sabiendo de antemano las consecuencias.
Desde que el Caballero del Viento le reveló el nombre de Lancelot, sus manos no paraban de temblar; su mente no era capaz de enfocar nada; su respiración no era acompasada; y su cuerpo se estremecía ante tanto pánico que lo más probable que pudiera ocurrirle fuera un infarto.
¿Tanto terror le tenía Amy a Lancelot? Pues, para alguien tan sensible como ella (en todos los sentidos), era algo demasiado fuerte enfrentar tanta violencia.
Recordó haber vivido aquella emboscada en carne propia. Aquel par de intentos de asesinato en el futuro, su presente.
Eso fue algo que no logró olvidar hasta ahora.Y las coincidentes e insistentes advertencias de la maga y del paladín reafirmaron la capacidad de Lancelot ante hostiles e inocentes.
Pese a todo eso, no podía dar marcha atrás. No tenía opción.
A unos metros de la habitación 265, Amy dejó la carretilla y tomó la bandeja de plata con la taza de café y el plato de pastel. Pensó que lo más adecuado sería no llevar tanta carga. Solo por precaución.
Al llegar‚ por un momento entró en hesitación de llamar a la puerta, aún con el estremecer de su cuerpo al tope.
¿Era buena idea?
Sabía muy bien que el residente de ese aposento no era cualquier persona. Era Lancelot. Y con tan solo pronunciar su nombre, el terror era lo único que uno sentía al conocerlo frente a frente.
Sabiendo quién fue él en la historia de Möbius, debía pensar en sus decisiones más de una vez. No era un juego. Su vida pendía de un hilo.
Tarde o temprano, esa habitación se convertiría en su propia perdición. Pero finalmente la resignación fue lo único que le quedó. Y, sin poder tener más opciones para elegir, realizó aquella acción, permaneciendo en su lugar, angustiada, e incluso arrepentida de haber tomado esa decisión.
Su respiración se entrecortó apenas oyó el chirriante sonido de la puerta al abrirse con una lentitud angustiante, sin toparse directamente con el distinguido sanguinario en el umbral.
Y aquello la desconcertó.
Todo por dentro estaba cubierto en tinieblas y en silencio sepulcral, como si absolutamente nadie viviese ahí.
"¡Por Caos!, esto es peor que una película de terror...", se dijo internamente, inquieta en su lugar. Y pese al temblor de sus manos, la joven se aferró con miedo a la bandeja y entró a paso lento y cuidadoso.
El sonido de sus retraídos pasos retumbó por las paredes conforme se enredaba en las penumbras de la habitación.
—¿Ho-hola? —soltó, mirando a todos lados para asegurarse de la presencia de Lancelot.— ¿S-sir Lancelot? ¿Se e-encuentra a-aquí?
Al no oír respuestas ni ruidos después de un breve lapso, Amy se acercó nerviosa al escritorio hallado a su lado, y procedió a colocar cuidadosamente el postre y la taza encima‚ mientras que la bandeja de plata la tenía en sus manos aún inquietas.
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My helpless Rose (Original version)
FanficNo sé si pensar en mis actos‚ sentir mis latidos acelerar ante tu presencia; contemplarte hasta que el último rayo ilumine tu mirada llena de inocencia. Entre la oscuridad‚ estoy en vela‚ cuidándote y pensando en ti‚ sin importar las consecuencias...