Capítulo XIII

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♡Choi Yeonjun

El pelinegro a mi lado no dejaba de jugar con aquel origami, reía cada vez que obtenía algo mal, soltó una risa de desesperación y se cubrió el rostro dejándose caer hacía mi.

—¿Por qué es tan difícil?— preguntó entre risas.

—Porqué el origami no quiere a Soobinie— respondí haciendo que el menor me observará atentó— pero yo si quiero a Soobinie— confesé tomando su brazo recargando mi cabeza sobre su hombro, el menor no me alejó y sonreí ante ello.

Normalmente las personas se mantenían alejadas de mi, me miraban con asco, cerré mis ojos sin alejarme del menor, el no dijó nada, solo lograba escuchar una pequeña risa de su parte.
Soobinie me trataba como una persona normal y me daba cariño.

Hyung, eres importante para mí y yo cuido de ti, ¿entiendes? No quiero que vuelvas a decir que no eres importante porqué lo eres para mi y creó que mientras estemos juntos no estaremos solos, ¿bien?

Una sonrisa apareció en mis labios al recordar aquellas palabras del menor, levanté mi cabeza logrando ver como el chico a mi lado comenzaba a quedarse dormido poco a poco, reí bajo y volví a recargar mi cabeza sobre su hombro, Soobinie tenía un aroma dulce, su ropa desprendía un dulce aroma, cerré mis ojos dejando que aquel olor invadiera mi sentido del olfato, solté un leve bostezo, realmente había tenido un día cansado.

—No debo dormir— me dije a mi mismo— pasé ambas manos por mi rostro tratando de no volver a cerrar mis ojos.
Giré la vista hacia la ventana, el pelinegro aún yacía dormido a mi lado, las ventanas comenzaban a teñirse con la ligera llovizna que caía, logré ver unos árboles conocidos, finalmente estábamos llegando.

—Soobinie— hable suavemente al menor, pero este no parecía escuchar— Soobinie, ya vamos a llegar— volví a tratar.

El menor mantenía sus ojos cerrados y sus labios estaban levemente separados dejando ver un poco de sus dientes, reí bajo, pero seguí observándolo, su piel era tan blanca, una sonrisa apareció en sus labios.
¿Que estará soñando?
Me acerqué más a el y acerqué mi dedo índice a su mejilla, tenían un leve tono rosado, era una imagen que quería guardar en mi mente por un largo tiempo.

—Esta es la última estación, por favor bajen— anunció el conductor.

Maldición.
Pasamos tres estaciones.

—Soobinie— agite levemente al menor, no tardó mucho en despertar, me observo confuso.

—¿llegamos?— preguntó somnoliento.

—Pasamos tres estaciones, Soobinie— confesé— estamos en la última, debemos bajar.

El no dijó nada, tomo sus pertenencias y ambos bajamos del autobús, el viento era frío, la ligera llovizna seguía cayendo, unos escalofríos recorrieron mi cuerpo, el menor lo notó y se acercó a mi haciendo que sus brazos cubrieran los míos, recargó su cabeza sobre uno de mis hombros haciendo sentirme más cálido.

—¿Estas mejor, hyung?— preguntó el menor sin alejarse de mi.

—Sí, muchas gracias Soobinie— sonreí— creó que debí traer un suéter.

—Yo también, hyung, al menos nos tenemos a nosotros— sentí como mis mejillas comenzaron a arder, giré la vista tratando de que el menor no notara aquel sonrojó— hyung— giré hacía el menor quién acariciaba suavemente mis manos, observando estas detenidamente— ¿Que te pasó?— preguntó casi en un murmullo.

Eternally // YeonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora