Lena • SnK

Epílogo. "El presente"

Omnisciente

-

Willy, lo vas a hacer bien- aseguró.

Lena acomodó la delicada túnica blanca de Willy Tybur, cerca de la parte de los hombros, con expresión serena, limpiando la inexistente suciedad en ella, palpando la tela suavemente. Sonrió con los labios apretados, de manera vacía. Él se la devolvió, colocando un mechón rubio de su ahora largo cabello detrás de su oreja.

- No puedo creer que estés viva, querida prima. Pilar, que en paz descanse, dijo que regresarías.- murmuró, con un deje de ira- De haber sabido que aquellos ciudadanos te trataron de manera déspota, hubiera iniciado esto antes. Que calamidad

- Lo importante es que he regresado, junto a Reiner- dijo ella, acomodando la diadema de oro que cubría el inicio de su lacia cabellera. Colocó una mano en su hombro, prosiguiendo- Estaré entre el público apoyándote, primo Willy

- Alguien noble como tu no debería estar allí- negó él

- Estaré bien...Suerte, Willy

Lena se acomodó la capa oscura, atandola a la altura del inicio de sus clavículas. Se coloca la capucha, que le queda un poco grande. Sonríe falsamente una última vez, saliendo de la parte de atrás del escenario.

Sus ojos se cruzan con la señorita Tybur. Era una mujer delgada y notablemente alta, sus ojos eran pequeños y de color oscuro, su cabello era negro y lo llevaba atado en una coleta. Llevaba un vestido negro con un delantal blanco.

Lena frunció el ceño en su dirección, con desconfianza. Su mirada se había vuelto fría como el hielo, vacía como la de aquella misteriosa mujer que le sostenía la mirada. Apretó los puños, desviando su mirada y dirigiéndose al público. Debajo de su improvisado disfraz, reconoció a su padre en las primeras filas del teatro. Unas potentes ganas de vomitar la devolvieron a la realidad, impulsandola a seguir caminando hacia el final del teatro, quedándose en el fondo. Ya le compraría un pasaje al infierno a su propio padre, no faltaba mucho.

Tragó saliva,impaciente. Esperaba que el plan marchase como lo habían planeado. Era muy riesgoso, y todo corría peligro. Tensó la mandíbula, reteniendo las lágrimas del nerviosismo. Esperó, viendo pasar el tiempo. Hasta que ocurrió

El escenario se había vuelto un inefable caos, que bien podía compararse con un un huracán de desesperación y tragedia.
Casi diría que disfrutó el ver cómo Eren salía del edificio de atrás,de la nada, partiendo a la mitad a uno de los últimos descendientes de los Tybur. Willy parecía aplicado, responsable, hasta diría que le había caído bien en el tiempo que estuvo infiltrada en Marley. La había llenado de vestidos caros, de oro y un hogar donde quedarse. Eso lo hacía honorable, pero Lena no quería perdonar a nadie.

- ¿Donde mierda está la señal...?- murmuró para sí misma, quitándose la capucha y agachándose para doblar el borde de sus finos pantalones negros, mientras veía hasta casi con calma como el Titán Martillo de Guerra estampaba a Eren contra el suelo: sus sospechas habían sido ciertas, y su fatídica(de manera mental) estadía en el lugar de toda su infancia no había sido en vano.

Estaba alejada del alboroto, cerca de la pelea entre los imponentes titanes. Parecía curioso que siempre estuviera rodeada de bestias.

Un rugido distinto de Eren la hizo espabilar: Mikasa y los demás habían llegado al fin.
Sonrió de lado, pero más pareció una mueca porque había olvidado como hacerlo realmente. Mikasa había derrotado(al menos temporalmente) al Titán Martillo de Guerra. Sus compañeros se acercaban por el la azotea de un edificio de encima suyo, porque escuchó el ruido característico del equipo de maniobras.