PRÓLOGO MONSTRUO

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PROLOGO

MONSTRUO

- Pfff…

Con suavidad y cierta indignación muevo su cabeza de mi hombro para que se apoye del lado de la ventanilla. Murmura algo sin sentido, pero no hace ánimos por despertar, era mejor, necesitaba ordenar mis pensamientos para darle sentido a lo que estaba sucediendo y con Ceyda casi encima mío a veces era imposible. Odiaba que no compartiera o que no le prestara atención.
La manta cae de sus hombros así que la acomodo otra vez; como yo, ambos hemos envejecido, paso el tiempo demasiado rápido, pero por las cirugías del accidente yo no me veía como tendría que verme a esta edad, a ella se le notaba mucho mas el paso tortuoso del tiempo viviendo en un país extranjero después de perderlo casi todo. Al menos nos teníamos el uno al otro.
Mi estomago se revuelve un poco de la anticipación al volver a casa, el hogar del que tuve que huir después de casi perder la vida en ese accidente, el hogar donde encontré a mi pequeña florecilla y que jamás volví a ver. Tan solo pensarla me calienta la sangre y el corazón, era tan hermosa con sus mejillas regordetas, sus rosados labios llenos y esos hermosos ojos llenos de ilusión infantil.
Todavía puedo recordar lo adorables que se veían sus hermosos ojos llenos de lágrimas o como se cubría su hermoso rostro con sus pequeñas manitas cuando estaba asustada y cuando creció, para mi sorpresa no fue como las demás, jamás perdió esta luz inocente, ingenua e infantil que tanto adoraba, al contrario, solo se acrecentó haciéndome desearla aún más. En este momento me arrepentía… fueron demasiadas malas decisiones, debí sacarla de la clínica cuando pude, hacerla mía para siempre, que estuviera a mi lado en este momento y quizá hacer muchas niñas mas iguales a ella.
Ceyda suspira en sus sueños y se acomoda balbuceando.
No estoy solo, Ceyda está conmigo y siempre lo estaría porque me amaba y yo a ella, no con la misma intensidad, pero lo suficiente para permanecer juntos. Desde siempre fue mi consuelo y mi roca de apoyo, cuando todo se desmorono estuvo a mi lado y nos saco a los dos de un incierto futuro en la cárcel, de verdad le agradecería toda la vida y por eso estaba con ella, pero desafortunadamente no puede llenar todas mis necesidades. Ella lo sabe y yo también.
Solo esa pequeña florecilla de aroma dulce podía llenarlo, ese pajarillo con alas sangrantes que apareció en mi vida como un rayo de luz y que de la misma manera se fue.  Me duele el pensar que haya muerto, pero tendría que hacerme a la idea, nunca hubiera sobrevivido, su mente estaba demasiado afectada gracias a mis cuidados, sin mi para guiarla seguro termino suicidándose presa de los horrores que forcé a su mente a crear. Otra vez esa urgencia cosquillea por mi columna, esos ojos asustados me encienden, aunque ya han pasado años… siempre que estaba con Ceyda los evocaba para sobreexcitarme; debí traerla conmigo y con Ceyda… robarla de su familia, marcarla para mí, le hubiera enseñado tantas cosas… la habría hecho amarme como yo la amo y ahora los tres estaríamos juntos.
Si ella hubiera estado a mi lado todas esas mujeres no hubieran sido victimas de mi dolor y necesidad, tanta sangre y muerte manchando mis manos no existiría porque mi niña hubiera llenado ese vacío…
Con cuidado saco de la bolsa de Ceyda la revista que le quite a esas dos ultimas mujeres antes de deshacerme de sus cuerpos, busco la imagen que llamo tanto mi atención… una hermosa fotografía con su nombre: “SANEM”. El autor parecía cargar todos sus sentimientos en ese único instante que plasmo como un reflejo de esa mujer que tanto torturaba su alma, un atardecer lleno de nostalgia y dolor que se desbordaba a raudales en cada color, casi puedo sentir como su corazón está en pedazos… no sufríamos por la misma mujer, pero sin duda entendía el mensaje. Éramos dos hombres perdidos buscando a su Sanem.
Pero su Sanem lo más probable es que estuviera viva y la mía… se quedo perdida en el tiempo tantos años atrás.
Acaricio con suavidad el nombre impreso en la hoja, casi podía sentir su suave piel de niña húmeda por las lágrimas. Llorando se veía tan hermosa.
Suspiro resignado apoyando mi cabeza en el respaldo del asiento. Vuelvo a Turquía con el único propósito de buscar su tumba y adornar de flores a los restos del alma mas pura que alguna vez conocí, mi niña bella que siempre estaba en mi piel como una suave brisa que mucho tiempo traté de superar sin éxito y que ahora acosaba mis pensamientos como el fantasma más bello.
Mi Sanem.

DEJAME ATRAPARTE: ENTRE SUS BRAZOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora