Yuki

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Un par de días después de que Shizusumi me habló de Yuki, me mostró unas fotos donde aparecía él. Ahora podía ponerle cara a la persona que me torturaba sin siquiera saber de mi existencia, porque cuando él existía, estábamos lejos de conocernos. Efectivamente, era un chico alto y rubio. Me parecía haberlo visto antes y por eso en mi sueño había podido ver su silueta, quizás en alguna otra foto que Hiiragi me mostró él aparecía pero yo no recordaba.

Ya no quería pensar en eso, así que al terminar el ensayo y regresar a casa, quise irme a dormir. No quería pensar en nada más.

Juraba haber dormido unas tres horas mínimo, pero se sintieron como diez minutos cuando abrí los ojos y sentí la garganta seca. Me levanté para ir a la cocina y tomar un poco de agua. No sabía en dónde estaba, pero parecía conocer ese lugar tan extraño.

Cuando abrí la puerta, el cuarto frente a mí estaba completamente a oscuras. Lo único que podía ver era una mesa iluminada al centro donde había un sobre blanco encima. Me acerqué y pude ver que decía "Para: Uenoyama".

¿Para mí?

La tomé sin saber quién había escrito eso. No conocía la letra y a mí nunca me enviaban cartas.

El sobre tenía una esquina abierta, así que el contenido salió fácilmente cuando jalé el papel doblado.

"Uenoyama,

Sé que en estos momentos estás confundido y lo siento mucho. Siempre puse a Mafuyu primero antes que a nadie, incluso antes que a mí mismo. Me fui amándolo con cada parte de mi ser y fue muy duro saber que sufriría por mi culpa... pero sufriría aún más si me hubiese quedado. Él era lo único que quería para seguir viviendo, pero últimamente todo se volvía cada vez más y más difícil y no quería arrastrarlo hacia el mismo camino. Yo sabía que él merecía algo mucho mejor que estar atado a alguien que vivía cada día deseando morir. Lo amo, lo amo demasiado y de eso jamás dudé. Lo amo... pero ahora es tu turno, porque tú estás con él."

Después de leer eso dejé la carta sobre la mesa. Sentí que alguien me tocó el hombro y al darme la vuelta casi me desmayé.

— ¡¿Qué carajos haces tú aquí?! —pregunté y él simplemente se rió—Oh, esto debe ser otro maldito sueño.

—Lo es —respondió él—, pero hay un motivo por el cual estoy aquí.

— ¿Es que hasta cuando quiero descansar tienes que estar tú? Estás en todos lados a los que miro.

—Lo sé. Por eso no puedo terminar de irme. Hiiragi, Shizusumi y Mafuyu me mantienen vivo todos los días cada vez que me mencionan.

— ¿Necesitas algo? ¿Un espiritista o algo así para irte de una vez?

Sonrió y negó en silencio. —Lo primero que pensé al terminar con mi vida fue: "genial, ya no siento ningún dolor", pero me preocupaba que Mafuyu se quedara solo.

—Hmm, pues fuiste tú quien lo dejó solo.

—Fue por eso que lo único que siempre le pedí a dios, o a quien sea que esté allá arriba, que Mafuyu te encontrara. No sabía quién eras, ni cómo te llamabas, pero sabía que te iba a encontrar.

—No quieras tomar crédito de mi relación con Mafuyu.

—No lo hago, sólo me siento en paz de saber que él ya tiene a alguien que lo quiere.

¿"Lo quiere"? Pero yo a Mafuyu lo... —Tsk, no entiendo. Es como si quisieras que él te vea en mí.

—Pero si tú y yo somos diferentes. ¿No lo ves? Yo ya no estoy, Ritsuka, Uenoyama, o como prefieras que te llame. Mafuyu sabe que no estoy. El que está eres tú.

—Probablemente te elegiría a ti si estuvieras.

El muy descarado se rió. —No lo haría. Pregúntaselo y verás.

— ¿Eres idiota?

—Sólo quería venir a pedirte que lo sigas cuidando.

—Claro que lo haré. Yo no lo dejaré como lo hiciste tú.

Volvió a reír.

—Gracias. En serio muchas gracias.

— ¿Eh?

—Siento que dejando a Mafuyu a tu lado, puedo seguir sintiédome tranquilo.

Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la oscuridad que poco a poco se tornaba en una borrosa luminosidad.

— ¡Yuki! —lo llamé y se detuvo sin mirarme— ¡Puedes... Puedes irte en paz!

Volteó y nuevamente me sonrió. No lo escuché, pero en sus labios pude leer un "gracias".

Una carta para Uenoyama || GivenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora