XVI

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John sonrió al ver a Emilia con un hermoso vestido rojo, el cual la hacía lucir como la mujer más perfecta y se sentía afortunado por tenerla en su vida, después de esa noche, muchas cosas cambiarán en su vida...

Pero no de la forma que esperaban.

—Cariño, ya está todo listo -le dijo desde el umbral de la puerta, notó que la ojiazul le dedicó una leve sonrisa antes de dar media vuelta y acercarse a él —Luces hermosa —dejó un beso en su mejilla, sin querer arruinar su maquillaje —No olvides tu abrigo —se acercó a la cama, el cual tomó con cuidado para no arrugarlo y se acercó a la castaña. Comenzaron a caminar hacia la salida de su nueva casa, John cuidaba que Clarke no tropezara o que su vestido se viera... Dañado.

La británica le daba más de una sonrisa como agradecimiento mientas de dirigían al auto, una vez adentro no quitó la mirada de la ventana, extrañaba muchas cosas, las cuales fueron frustradas por las repentinas peticiones de Vellez, entre ellas:

No usar sus tan características pelucas, quería que Emilia tuviera una imagen "pulcra", sobre todo cuando tenían que asistir a eventos.

Comportarse de una manera más seria, le gustaba que la ojiazul tuviera un gran sentido del humor, pero prefería que éste fuese limitado.

"_____ nunca me prohibía estas cosas, a ella le encantaba que yo fuera así" pensó, sus facciones cambiaron tan sopresivamente que cada día se sentía más triste y sola, estaba perdiendo lo que tanto amaba de ella misma y lo que los demás amaban, entre ellos: la latina.

—La pasaremos increíble, lo prometo —comentó el ojiazul sin notar el repentino desánimo de su novia, pues prefirió ver hacia la carretera mientras conducía y cuando podía la miraba de reojo.

—Lo sé —respondió en voz baja, sabía que no era cierto.

Esta noche no sería como la que tanto esperaba su acompañante.












_______ sonrío al ver a Ester salir de su departamento con un vestido blanco, no podía negar que al verla se había quedado sin palabras, Danna le dio un leve codazo en su abdomen para que la chica reaccionara.

—Estás hermosa —halagó con una sonrisa, se acercó a la española y le depositó un beso en su mejilla.

—Gracias —respondió con una sonrisa y sus mejillas no tardaron en tomar un color carmesí —Aunque diría lo mismo de ti, cada día eres más hermosa —continuó mientras imitaba la reciente acción de la latina, todo bajo la atenta mirada de la mexicana, quien mordía su labio inferior para no gritar de la emoción, así que posó ambas manos unidas frente a sus labios antes de carraspear un poco su garganta. No quería arruinar el momento, pero quería llegar a tiempo a la improvisada gala.

—Las dos se ven fabulosas ahora que están juntas, pero debemos irnos —comenzó a caminar hacia el elevador, seguida de la pareja, quienes tenían sus manos unidas y no podía quitar las sonrisas que tenían en sus rostros.

—Gracias—susurró Ester cuando pasó a un lado de amiga, sabía que después de esta noche le debía un favor a la ojimarrón, sin ella no podría haber conseguido una cita con _______ hasta un tiempo después por su reciente relación.

_______ giró un poco su rostro y miró a la rubia con una gran sonrisa, mantuvieron aquella acción por uno largos segundos hasta que escucharon que las puertas del ascensor fueron abiertas.

"Cada día me sorprende" se dijo a sí misma la latina, antes de seguir los pasos de las chicas que ahora se dirigían hacia el auto.












La tan esperada gala estaba dando inicio cuando las personas comenzaban a ingresar al lugar, mostraban sus mejores vestidos y trajes, así como su mejor joyería, la mayoría sabía que este tipo de eventos era para presumir sus logros o los objetos materiales más recientes como una adquisición.

Emilia se sentía fuera de lugar al ver a tantas personas hablar de sus ingresos laborales, no había una sola que hablara de algo más que no se tratara de dinero, se sintió más decepcionada de John, pues sólo hablaba de sus negocios extranjeros y no hacía que ella se incluyera en la conversación, por lo que decidió recorrer el lugar y ver que más "aprendía" de la clase "alta".

Era la primera vez que venía a lugares como estos, y no se sentía feliz, lo veía como una manera más superficial, sólo se trataba de quien tenía más que el otro.

Absurdo.

Sonrió al ver a una pareja de chicas tan sonrientes, por la distancia no podía ver sus rostros, pero no pudo evitar sentirse feliz por el amor de mostraban ante el público, aquello le recordaba cuando tenía citas con _______ y no le molestaba desmotrarle al mundo que el amor de su vida era una mujer, una increíble chica que lamentablemente perdió.

—¿Danna? —preguntó con el ceño fruncido al ver a la mexicana acompañada de un joven.

—Emilia —abrió los ojos sorprendida y con disimulo miró a las personas, pues no quería de _______ y Ester estuviesen cerca —Me alegra verte, Cariño. Ha pasado mucho tiempo —se acercó y depositó dos besos en sus mejillas.

—Lo mismo digo —sonrío aún más, ya que no se sentiría tan sola —¿Sabes algo de... —su pregunta se vio interrumpida cuando sintió unos brazos rodear su cintura.

—Amor, ¿no nos presentas? —preguntó el ojiazul con una gran sonrisa, la mexicana no pudo evitar mostrarse sorprendida por cómo había llamado a la británica, no tenía ni un mes que había terminado con su mejor amiga.

—Sí, por supuesto. Ellos son Danna y... —guardó silencio por unos segundos mirando al chico, quien estrechó su mano con Jonh con una sonrisa.

—Soy Jorge, el novio de Danna —continuó con la respuesta de la británica, quien le agradeció con la mirada.

—Soy John, me alegra ver que hay personas que conozcan a mi novia, es la primera vez que viene a este tipo de eventos y sé que no se debe de sentir a gusto —depositó un beso en su mejilla antes de continuar hablando con Jorge, aparentemente habían congeniado muy bien.

Emilia y Danna hicieron lo mismo, pero la mexicana seguía buscando a las chicas, al localizar a Ester comenzó a hacer movimientos con sus manos, indicándole que se llevara a _______ a otro lado, ya que Emilia estaba en el mismo lugar.

La española frunció el ceño al no entender lo que trataba de decirle, así que tomó la mano de la latina y comenzaron a acercarse a ellos.

—Mierda —susurró la ojimarrón, antes de darle una sonrisa forzada a la británica, quien no se percataba de lo que pasaría a continuación.


𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒐𝒍 | ᴇsᴛᴇʀ ᴇxᴘᴏsɪᴛᴏ/ᴛᴜDonde viven las historias. Descúbrelo ahora