Capítulo 2 Ojos Avellana

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Al día siguiente.
Yessabell y Ean, fueron al hospital, después del casi beso del día anterior Yessabell no le había dirigido la palabra, lo cual era bueno, considerando las circunstancias.

Yessabell entró a la habitación de Derek, sintiendo el mismo ambiente del día anterior. Se sentó del lado izquierdo de Derek como siempre y sacó su libreta, para seguir leyendo.

-¿Sabes? Todos en la universidad preguntan por ti, los compañeros y profesores. Esta mañana me topé con Vera, dice que vendrá a verte pronto.
Le sonrío y respiró profundo.

Lo invite a sentarse y cuando por fin tuve una primera fila de sus hermosos ojos, pude notar lo hermosos que eran. Unos hermosos ojos avellana, dulces y profundos, el tipo de ojos en los que podría perderme y no saber si el mundo sigue dando vueltas.

Él me miró un poco extraño, me explicó que estaba en una situación similar, sus amigos lo habían llevado arrastras a aquel lugar. La plática era reconfortante, pero en cuanto lo invite a bailar, me di cuenta que me había equivocado. Él soltó una carcajada y yo no pude evitar enojarme. Le lancé el trago encima y me fui a toda prisa del lugar, si algo hay en esta vida que no tolero por nada, es que las personas se rían de mí.

Estaba tan ensimismada en mis pensamientos, pisoteando la acera con tanta fuerza como podía, que no me percate de su presencia detrás de mí, hasta que sentí una fuerte mano jalándome.
Cuando me di la vuelta, me encontré con esos hermosos ojos avellana, él me empujó contra la pared y no supe qué hacer, o siquiera si quería hacer algo, me perdí por un momento, hasta que él me pidió una explicación.

-Oye, me has dejado ahí solo, después de tirarme la bebida encima, lo menos que merezco es una explicación de tu loco comportamiento –Me pidió él, con los brazos cruzados y la mirada fría.

Yo sentí que mis piernas me traicionan y que en cualquier momento caería, pero no me iba a dejar engatusar por aquellos hermosos ojos, sin más le solté;

-No tengo por qué explicarte el mundo.

Intente zafarme de aquella situación, pero él fue más rápido y me sujeto de los hombros fuertemente, sabía que si intentaba pelear sería inútil, el llevaba las de ganar.

-Espera, solo dime ¿Dije algo que te molestara? –Me preguntó más tranquilo, lo que me hizo sentir más relajada, ahora por lo menos sabía que no quería hacerme daño, así que tomé aire y me relajé.

-No te conozco ni tú me conoces, pero sí… el hecho de que te burlaras a expensas de mí, para nada fue amable, tal vez no lo entiendas, pero no me gusta que las personas se rían de mí, ni a mis espaldas ni en mí presencia, por eso tampoco me río de los demás.

Supongo que ese fue su talón de Aquiles, pues me soltó y se paró a mirame fijamente, lo que me pareció un poco incómodo, pero sin duda, no tenerle cerca fue doloroso.

-Lo lamento, tienes razón, tal vez no lo entiendo del todo, pero creo que exagere.

Fue lo que él dijo y realmente le creí, se veía arrepentido y por un momento quise arrojarme a sus brazos y besarlo, sin embargo así no era yo, ya no.

-Disculpa aceptada.

Le dije de mala gana y por fin retomé mi camino.

Yessabell: Instinto. 3er Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora