Capítulo 4 Ezra

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El día siguiente no fue mejor.

Derek se mantuvo alejado de Yessabell y ella estaba en la tierra de la soledad. Cuando terminó su entrenamiento, corrió al hospital a ver a Ezra.

Encontró a Ean en el pasillo, manteniendo una discusión con uno de los doctores que cuidaban de Ezra.

-¡No lo voy a permitir! –Gritó Ean enfurecido.

-¿Qué sucede? –Preguntó Yessabell en voz alta, llamando la atención de los dos.

-Lo siento señorita Lovato, pero debemos desconectar a Ezra. No hay esperanzas de que mejore y ya ha pasado mucho tiempo, no podemos mantenerlo así –Explicó el neurólogo.

-¿Qué? ¡No! –Yessabell entró corriendo a la habitación de Ezra.

Su piel blanca como la porcelana, se veía pálida, sus manos estaban frías y estaba respirando a través de una mascarilla. Sus rubios mechones estaban esparcidos en la almohada y sus ojos, sus hermosos ojos verde esmeralda, jamás volverían a ver la luz del día.

Yessabell se abalanzó sobre él, llorando y pidiendo para sí, que despertará.

-Señorita, lo sentimos mucho, pero debe dejarnos hacer nuestro trabajo –Pidió el neurólogo, acompañado de otro doctor.

-¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Por favor no lo hagan! –Suplicó Yessabell entre sollozos.

-¡No pueden hacerlo, necesitan mi consentimiento y yo no lo apruebo! –Exigió Ean molesto -¡Si lo hacen, los demandare!

-¡Cálmense todos! –Pidió el segundo doctor –Esta decisión no se puede tomar a la ligera. Vengan todos.

Yessabell se separó a regañadientes de Ezra, con la ayuda de Ean, y siguieron a los doctores a un pequeño consultorio, donde se encontraban un cardiólogo y un neurocirujano.

-Tomen asiento –Indicó el neurólogo.

Yessabell se sentó frente a ellos, con Ean a su lado.

-Entendemos que para ustedes es difícil... aceptar desconectar al señor Miller, pero ha pasado más de un mes y no vemos ningún cambio –Explicó el neurocirujano.

-¿Pueden darnos algo de tiempo? –Preguntó Ean –No sé si mi hermano va a despertar o no, pero si algo de tiempo hace la diferencia.

-Ok, podemos fijar un plazo –Sugirió el cardiólogo.

-De acuerdo a los estudios recientes y la información con la que contamos sobre su caso y casos similares… hasta la primera semana de Octubre ¿Es razonable para ustedes? –Preguntó el neurólogo.

-Sí, está bien –Aceptó Ean, Yessabell se limitó a asentir.

-Bien, cualquier posible cambio se los haremos saber, si no hay nada más que decir, podemos regresar a nuestras actividades –Explicó el cardiólogo.

Yessabell y Ean, regresaron al cuarto de Ezra.

-No puedo dejarlo ir, no quiero –Susurró ella acercándose a él.

-Yo tampoco –Admitió Ean en voz baja –Le hice mucho daño y nunca le pedí perdón, no me gustaría que se fuera así.

-Voy a dejar mi trabajo en la cafetería –Declaró decidida –No voy a desperdiciar mi tiempo libre.

-Bueno, en ese caso, yo también vendré todos los días –Ean se acercó a lado de Yessabell –Es mi hermano y por muchas peleas y disgustos que hayamos tenido… no lo voy a dejar solo.

-¿Qué pasó con lo de las revistas? –Preguntó cambiando de tema y caminando hacia la ventana.

-Como te dije, la entrevista será el sábado, con algunas fotografías y la sesión de fotografías para la revista de moda, el domingo, ire contigo –Ean estaba detrás de Yessabell, ella no se había percatado de su presencia, por lo que al voltearse se sobresalto.

Yessabell: Instinto. 3er Libro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora