Vísperas

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La cuerda se tensaba con vacilación, el cuerpo del arco era sostenido por las manos de Luna, quien intentaba practicar arquería; aunque su habilidad, gracias al tipo de diseño que usaban allí, distaba de ser respetable. El tiro salió tan mal realizado que no quedó ni cerca del blanco, el cual era la cabeza de una silueta humana hecha de madera.

—El codo y hombro de cuerda deben estar a la misma altura —escuchó decir y reconoció enseguida la voz.

Alí se encontraba por ese rumbo, no fue casualidad el topárselo. Ella sabía que iría a visitar al armero para ayudarle con su administración y su intención era encontrarse a solas y lejos de la casa.

—Tal vez debería intentarlo con el mangual —se burló y bajó los brazos para saludarlo.

Al estar más cerca se dieron un apretón de manos.

—Demasiado agresivo para mi gusto. Aunque me has visto en muy reprobables situaciones, considero que el diálogo es la mejor forma de arreglar inconformidades. —Su amigo se acercó con el hombre que atendía para pedirle unas dactileras, luego extendió su mano para que Luna le prestara el arma y en cuanto la tuvo se puso en posición—. ¿Qué te trae por aquí?

Disparo y la flecha dio justo en el blanco. Después tomó otra y volvió a apuntar a la siguiente silueta.

—Vine a quedar en ridículo.

Ambos sonrieron.

Lo cierto era que también persistía en ella la preocupación por la negativa por montar protecciones. Existía en su cabeza un pensamiento que daba vueltas de vez en cuando al volver a analizar el perímetro y saber que el peligro se asomaba en cada hueco oscuro del bosque.

—¿Sigues con la idea del grupo de vigilancia?

—Me descubriste.

Alí se irguió. Su altura y cuerpo atlético dejaba claro que no trataba con un hombre débil, y la expresión sombría que mostró atrajo toda su atención.

—Debes mantener la calma con ese tema —sonó seguro al comenzar—. Es posible que nos veas muy desinteresados, pero cada persona que conoces sabe defenderse, es parte de nuestra educación. —Otro disparo impecable se clavó en la madera, avalando su comentario—. Hasta la inocente Isis es capaz de poner un puñal en el punto exacto para que la sangre no pare. Una persona más sabia que yo una vez me dijo: «No confíes en quienes lucen demasiado apacibles, podrían estar planeando matarte». Es incuestionable que, si hay alguna amenaza, no seremos los primeros en atacar, pero sí nos vamos a defender. Ten un poco de fe.

—Comprendo. Ojalá me lo hubieran dicho antes. Me habría ahorrado varias preocupaciones.

Se sintió avergonzada por subestimarlos. Cuando tuvo su primer acercamiento con los pobladores lo último que pensó fue que trataba con gente endeble. De inmediato las ansias que le quitaban la tranquilidad se esfumaron.

—Lo que debe preocuparte ahora es estar lista para pasado mañana. —Un tiro más en el blanco.

—Lo estoy. Aunque debo confesar que me hace falta un detalle que no he podido arreglar.

Esa era la oportunidad para realizar la propuesta que planeó.

—¿Puedo ayudar? —La cuarta flecha ya estaba colocada para ser lanzada.

—Sí, la verdad es que sí —dudó por un instante, temía recibir un rechazo, pero quería por lo menos hacer el intento—. ¿Te gustaría ser quien entregue a la novia?

—Oh, estaría encantado. —La sorpresa de la petición logró hacerlo fallar el último disparo.

—Eres muy buen arquero —lo alagó porque tres tiros perfectos se lo confirmaron.

Aprendiz ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora