Capítulo 1: Accidentalmente me llevo una pulsera de diamantes

3.5K 224 143
                                    

— ¿Quieres dejar de joder con esa cámara y ayudarme con las pizzas? — Preguntó SinB frunciendo el ceño mientras la grababa haciendo malabares con las cuatro pizzas que tenía en sus manos.

Reí apagando mi cámara y colgándomela en el cuello. Tomé las otras dos pizzas y me dirigí a la mesa que mi amiga malhumorada me había indicado.

— Se supone que soy la repartidora, no tu asistente personal — Comenté caminando con las pizzas.

— Cállate y ayuda — Ordenó haciendo que riera.

En mi pequeña distracción, no me di cuenta de que ya había llegado a la mesa y que accidentalmente había embarrado la pizza sobre una chica.

— Puta vida... — Musité dejando el resto de las pizzas sobre la mesa donde otras 3 chicas veían impresionadas a su amiga.

—¡¿ESTÁS DEMENTE?! — Gritó la chica mientras se levantaba.

Era un poco más baja que yo, tenía el cabello castaño algo ondulado y corto y sus ojos eran de un lindo color café. Pero ahora, tenía la cara roja y hacía una mueca de disgusto, muy gracioso si me lo preguntan.

— Lo siento, si quieres pasa al baño de empleados y te doy unas toallas — Dije en un intento de contener la risa.

La chica se fue refunfuñando hasta el baño y mi cabeza giró hacia las chicas que no paraban de mirarme a mi.

— ¿Siempre es así de gruñona? — Pregunté sonriendo.

—No siempre, la mayoría de veces se queja — Contestó una chica rubia muy linda y desde mi posición podía notar que teníamos casi la misma estatura.

— ¿Cómo va eso? —

— Mantiene en el suelo, entonces se queja porque es muy torpe — Se encogió de hombros haciéndome reír.

— Lo tendré en cuenta — Caminé hasta la cocina y tomé unas cuantas toallas para llevársela a esa chica.

Entré al baño y prácticamente estaba echando fuego por la boca.

— Estúpida chica, ¿acaso no sabe lo costosa que es mi ropa de Chanel? — Refunfuñó mirando su blusa.

— No, no sé que tan costosa es tu ropa, Chanel — Dije en voz alta lanzándole a la chica las toallas que dejó caer.

Rodé los ojos caminando hasta ella y esquivando el letrero de piso mojado, recogí las toallas y se las entregué.

Ella me siguió con la mirada como me sentaba en la base del lavamanos y me quedaba mirándola.

— No me llamo Chanel... — Se limpió la salsa de su blusa y yo sonreí.

— Entonces dime tu nombre, a menos de que quieras que te siga llamando Chanel en mi cabeza — Balanceé mis pies en el aire esperando que responda.

— Soy Sana, Sana Minatozaki — Contestó sin mirarme.

— ¿Minatozaki?... Tú apellido se me hace conocido — Fruncí el ceño intentando recordar, pero como tengo la mente de Dory, no logré recordarlo. — No, lo siento, no lo conozco. —

— ¿Mi padre es Yusaku Minatozaki? —Ahora si me miró y lo hizo como si no se creyera que alguien no supiera quien es ese tal Yusaka Minatozaki.

Me encogí de hombros despreocupadamente y seguí balanceando mis pies tranquilamente. Ella suspiró tomando su bolso y dejando las toallas a mi lado.

— Gracias por las toallas... Y por ensuciarme — Dijo como quien no quiere la cosa.

— No te preocupes, cuando quieras lo repetimos — Contesté en broma bajándome del lavamanos.

— Ja ja, muy graciosa — Siguió caminando hasta la salida pero la muy torpe no vio el cartel de piso mojado y se resbaló.

Alcancé a atraparla, pero eso no evitó que se diera un buen porrazo en el culo.

— ¡Auch! — Gimió mientras yo la levantaba con algo de dificultad. La chica no era tan pesada, pero tampoco era peso pluma así que tenía un peso promedio.

— Tu amiga no se equivocó al decir que eras torpe — Comenté ayudándola a levantarse totalmente.

— No soy tan torpe... —

— No que va, solamente te gusta visitar el suelo — Reí suavemente.

— Bueno ya, gracias por ensuciarme, por las toallas y por salvarme — Acomodó su bolso nuevamente.

— No te preocupes Chanel, lo repetiremos algún día — Le guiñe un ojo mientras ella salía refunfuñando y tocándose el lado adolorido de su trasero.

Giré riendo para agarrar las toallas pero al mirar el suelo, un destello me llamó bastante la atención. Al agacharme pude darme cuenta de que era una pulsera de diamantes con una S grabada en el centro.

— ¡Joder! — Grité levantándome apresuradamente del suelo.

SinB entró corriendo con una escoba en mano y mirando para todos lados.

— ¿Qué sucede? —

No contesté, simplemente miré aquella pulsera y la letra que tenía grabada. Esperen... ¿Cómo se llamaba la chica?

¿Sakura?... ¿Sarai?... Sara Yabuki ¡¿Cómo es, mujer, como?!

Sa... ¡Sana!

¡Sana perdió su pulsera!

Salí corriendo con aquella pulsera en mano fuera del restaurante, lastimosamente no encontré rastro de la chica gracias al montón de gente que transitaba por las calles de New York. Volví a entrar a la pizzería donde SinB me esperaba aún con la escoba en mano.

— ¿Puedes decirme qué coño sucede? — Preguntó caminando hacia mi.

— Encontré unos diamantes en el piso del baño — Susurré mostrándole la hermosa pulsera.

— ¡SANTA VIRGEN DE LA PAPAYA! ¡SOMOS RICAS! ¡NO VOLVERÉ A TRABAJAR EN TODA MI VIDA! — Gritó quitándose su delantal y arrojándolo al suelo bajo las atentas miradas de todos los clientes.

— SinB... — Susurré apretando los dientes.

— ¡JEFE, RENUNCIO! ¡YO NO NACÍ PARA ENTREGAR PIZZAS, NACÍ PARA QUITAR HETEROSEXUALIDADES! — Le dijo al hombre barbón que salía de la cocina y nos miraba a ambas con cara de pocos amigos.

— ¡SinB! — Volví a llamarla ganándome su atención.

—¿Si, Dahyun? — Sonrió ampliamente.

— Se de quien son los diamantes y voy a devolverlos — Afirmé casi riendo al ver su rostro.

— ¡Pensándolo bien, jefe! ¿No necesita una mesera? —

(....)

— ¿Y cómo devolverás esos... Hermosos... Y sensuales... Y muy codiciables... —

SinB con cada palabra acercó su mano a los diamantes y yo la alejé tirándole agua, gruñó como gato y al fin se quedó quieta.

— ... Diamantes — Finalizó mirándome mal.

— Yo que sé, solamente sé que la chica se llama Sana — Me encogí de hombros guardando la pulsera en mi chaqueta.

— ¿Eso es todo? ¿No te dijo su apellido? —

— Creo que si, pero sabes como soy cuando se trata de nombres... —

— Y de fechas... Y de números... Y direcciones... —

— ¡Hey! Si recuerdo las direcciones — Protesté.

— Dime una y te creo. —

— P. Sherman. Calle Wallaby 4-2 Sidney — Sonreí triunfante.

SinB golpeó su frente con la palma de su mano y empezó a reír.

— Hablaremos de esto mañana, vamos a dormir — SinB me ayudó a levantar y juntas entramos a nuestro piso.

|| Pizza || SaiDa || Donde viven las historias. Descúbrelo ahora