Dolor de cabeza y la boca más seca que un desierto son unos de los cuantos síntomas que deja la resaca.— ¡KIM! ¡DILE AL QUE ESTÉ QUEMANDO EL TIMBRE QUE ESPERO QUE COMPRE UNO! — Gritó mi mejor amiga sabiendo que estaba a su lado.
Le di un buen golpe y me levanté como un zombie hasta la puerta donde un hombre de traje oscuro esperaba.
— Juro que no he vuelto a contar cartas en las vegas — Levanté mis manos en señal de inocencia con un ojo cerrado y un mechón de mi cabello quedándose en mi rostro.
— Señorita Kim, usted y su mejor amiga deben alistarse para su primer día en el instituto — Dijo el hombre con voz formal y esas palabras me cayeron como balde de agua fría.
— ¿Era hoy? ¿Tan temprano? — Pregunté algo perdida.
El hombre no contestó, me entregó una llave que venía acompañada de un pequeño llavero con la palabra Lamborghini escrita en el. La puerta se cerró y yo aún seguía mirando ese llavero, caminé con los pies descalzos hasta la habitación donde SinB se encontraba y empecé a moverla con cuidado de no terminar con un zapato en el rostro.
SinB era de muy mal humor en las mañanas.
— SinB... Tenemos que irnos... — Susurré aún moviéndola con algo de miedo.
Ella empezó a moverse y finalmente se giró a mi matándome con esos ojos verdes.
— Necesito una buena razón para que me despertaras de mi lindo sueño donde Jessica Jung me reconocía como su hija — Masculló mirándome fijamente.
— Amm... ¿Es nuestro primer día de instituto? — Fruncí el ceño y creo que ella también despertó después de eso.
— ¿Era hoy?... ¡Joder! — Exclamó levantándose pero al parecer tuvo un viaje intergaláctico porque casi se me cae la niña.
— Tenemos que irnos — Dije soltándola y corriendo hasta mi baño. SinB hizo lo mismo y en pocos minutos ninguna parecía haber tenido una fiesta ayer.
Eso si, nos tuvimos que colocar lentes de sol, porque ni todo el maquillaje del mundo podía quitarnos las ojeras de mapache que teníamos. Fuimos al estacionamiento y oprimí el pequeño botón que había en el llavero escuchando a lo lejos como la alarma de seguridad se desactivaba. SinB y yo caminamos hasta el lugar donde provenía el ruido y casi se nos cae la mandíbula.
Frente a nosotras había un Lamborghini azul metalizado esperando ser usado, SinB y yo nos miramos antes de caminar hacia el auto y entrar a el. Tomé las llaves y encendí el lujoso auto admirando por un corto momento el rugido del motor.
Conduje por las calles de New York hasta el instituto de mi "novia" ganándonos muchas miradas de personas en las calles. SinB estaba como yo, no se creía que estuviéramos en un auto tan lujoso como ese y no se lo creyó hasta que llegamos a ese instituto lleno de niños ricos.
Tuve que frenar algo brusco gracias a una paloma que se cruzó en mi camino y eso provocó que los neumáticos sonaran muy fuerte ganándose la atención de todos los que estaban en el aparcamiento. Estacioné al lado de una motocicleta que se llevó toda mi atención y al parecer SinB y yo nos llevamos la atención de muchos al bajar del auto.
Habían chicos muy bien vestidos y chicas muy lindas vestidas con las mejores marcas del mundo sobre su cuerpo. Encendí la alarma de seguridad y al girar ví a Sana al lado de las chicas que la acompañaban en la pizzería el día que la conocí. La rubia alta con quien descubrí que la castaña era algo torpe se estaba burlando de ella y yo girando a ver a los espectadores descubrí que miraban mucho a Sana y a mi como si esperaran algo.
— Tienes que dar un gran show, Kim — Me susurró SinB empujándome con disimulo hacia las chicas.
¿Qué hacía? ¿La besaba? No, me golpearía. ¿La abrazaba?
Tuve una batalla mental mientras me acercaba a ella y cuando al fin estuve cerca y pude olfatear ese perfume Chanel lo mejor que se me ocurrió fue un:— Hola, Sana-Chan. —
Escuché como SinB susurraba un idiota dándome a entender que tenía que hacer algo más. Suspire, me quité los lentes y le dije con la mirada a la chica Chanel que me perdonara. Tomé su cintura, la acerqué a mi y le estampillé un beso en la boca.
El contacto duró como mínimo 5 segundos, suficiente para saber que sus labios tenían un sabor a chicle de mora azul. Me separé de ella y al parecer eso fue suficiente para los cotillas porque se fueron dispersando dejándonos a las chicas, a SinB, Sana y a mi.
Chanel se quedó mirándome y justo cuando iba a hablar, el timbre sonó y ella suspiró agradecida. Antes de darse la vuelta e irse, me miró y dijo:
— Nos vemos después. —
Y se fue con sus amigas, la rubia alta se giró y me levantó el pulgar con una sonrisa. SinB me abrazó por los hombros y también sonrió.
— Esa es mi chica. —
SinB y yo fuimos a la oficina del director que nos recibió con una amplia sonrisa y después nos entregó nuestros horarios. Milagrosamente y porque Dios es grande y para siempre sea su gloria, SinB estaba en todas mi clases exceptuando una aburrida clase de baile que me tocaba.
Nos tocaba en el aula 8F y sabrá la Virgen Maria donde demonios quedaba eso, así que SinB y yo empezamos a andar por los pasillos vacíos en busca de aquel salón. Estábamos tan distraídas que ninguna de las dos se percató del letrero de piso mojado y eso provocó que SinB estuviera a punto de caerse tomando mi mano como soporte para evitar un buen porrazo.
— ¿Estás bien? — Pregunté acercándome a ella.
— Si, todo bien — Contestó girando la cabeza en cuanto escuchó unos pasos.
— Estos chicos de ahora no saben leer letreros. Ustedes dos... Si siguen pisando el suelo ya trapeado haré que sean ustedes quienes lo limpien —Amenazó una mujer cargando una escoba.
Era de la misma estatura de SinB, tenía el cabello rubio con una que otra cana saliendo, su piel era blanca y sus ojos de un increíble tono verde claro. La mujer se nos quedó viendo y después nuestras manos aún unidas y sonrió con picardía.
— ¡Ahh! Lo que quieren es tener sexo. No se preocupen, hay un baño que casi nadie utiliza por el horrible olor a la tubería. Para ser un instituto de ricos, les hace falta llamar a un buen fontanero — Comentó aún con esa sonrisa pícara.
— ¿Qué? No, se equivoca señora... — Dijo SinB pero fue interrumpida por la mujer.
— No engañes a las canas, niña. Está bien, son adolescentes y quieren tener sexo descontrolado en cualquier lugar. Yo también fui joven y aún ahora tengo sexo en mis horas de trabajo — Comentó con una sonrisa que me dio a entender que estaba recordando aquel momento.
— Oh no, solo estamos perdidas, no vinimos a tener sexo — Dije yo soltando la mano de mi amiga.
— Hubieras empezado por allí, niña. Ahora he quedado como una loca amante del sexo frente a ustedes — Cubrió su rostro "avergonzada" pero fácilmente pude notar que estaba bastante divertida por la situación — Ya que ¿A donde deben ir? —
— Al aula 8F — Contestó SinB sonriendo ampliamente a la mujer.
— Eso está por allí, acompañenme — Dio media vuelta y empezó a andar con nosotras detrás — Por cierto ¿Cuáles son sus nombres? —
— Soy Eunbi Hwang y ella es mi mejor amiga Dahyun Kim. — Respondió SinB por ambas.
— Soy Meredith Clark, Mer para los amigos. — Dijo dándonos una pequeña mirada.
Duramos todo el camino conversando con Mer sobre como casi se casa con el dueño de un casino en Las vegas totalmente ebria pero que ella milagrosamente reaccionó antes de cometer el segundo peor error de su vida, el primero fue haber entrado a la habitación de sus padres mientras tenían sexo.
— Llegamos jovencitas. Me agradaron, cosa muy difícil teniendo en cuenta que trabajo en un colegio de ricos — Mer sacó una tarjeta de sus guantes y nos la dio — Llamenme si quieren un trío. —
Las tres empezamos a reír y nos despedimos de Mer antes de tocar la puerta del salón y prepararnos para nuestra primera clase.
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|| Pizza || SaiDa ||
Fanfiction|| Sana x Dahyun || || G!P || Kim Dahyun ama su trabajo. Pero, ¿qué clase de chica con 20 años dice eso? La respuesta es sencilla. Kim Dahyun es repartidora de pizza, y lo mejor de ese empleo a parte de sus grandiosas prestaciones es que muchas vece...