— Sana... — Fue lo primero que dije al llegar a casa.
— No quiero hablar contigo, Kim — Mi esposa subió a nuestra habitación y solté un suspiro quitándome el saco.
Acababa de llegar de un evento donde esperaba conseguir patrocinadores para mí nueva película, Saba iba conmigo y se molestó demasiado cuando tuve que prestarle demasiada atención a la hija de uno de los patrocinadores que estaba buscando. La chica, se me insinuó sin importarle que estuviera casada y mi esposa no soportó la idea de que yo no hiciera nada por evitarlo.
Maldita sea ella tenía todo la razón del mundo, tenía derecho a enojarse. No le di el lugar que le pertenece y ahora está muy pero muy enojada conmigo. Decidí darle su espacio, no quería empezar una pelea aún peor, así que me acomodé en el sofá de la sala a ver televisión. Sinceramente mi cabeza estaba en otro lado, quería a mi esposa y sabía que debía disculparme, pero en este momento ella no quiere verme y debo respetar lo que me pide. Finalmente caí rendida en el sofá.
A la mañana siguiente desperté y me fijé que tenía una cobija cubriéndome, sonreí, sabía que Sana había sido la causante y eso era lo que tanto amaba de ella. No importaba cuan enojada estuviera, siempre se iba a preocupar por mi. Decidí levantarme y hacer algo lindo por ella, le seguiría dando su espacio un rato más, pero igual le demostraría que estoy arrepentida.
Empecé a preparar el desayuno, era fin de semana y Sana siempre se levantaba un poco tarde en estos días, así que me daba tiempo suficiente para hacerle su desayuno favorito. Hice un poco de café, dos waffles, un sándwich con jamón y tocino y por último un rico té que mi esposa acostumbraba a tomar. Llevé todo a nuestro cuarto y allí estaba ella, durmiendo abrazada a mi almohada, con su cabello hecho un desastre y su pijama desarreglada, definitivamente es la mejor imagen en todas mis mañanas.
Me acerqué con cautela y empecé a repartir besos en sus hombros para despertarla, mis manos empezaron a acariciar su cintura con suavidad y poco a poco noté como mi chica iba despertando.
— Buenos días, hermosa — Susurré con una pequeña sonrisa alejándome para no abrumarla.
— Buenos días — Contestó con voz somnolienta, pero aún podía notar un poco de rencor. Sonreí para mis adentros.
— Te traje el desayuno. Disfrútalo, mi amor — Le pasé la bandeja con su desayuno y ella me miró con ese brillo de amor que quiso ocultar, pero no pudo.
— Gracias... Umm... Se ve delicioso —Contestó sin mirarme a los ojos.
— Eso lo decidirán tus papilas gustativas — Sonreí —Tomaré una ducha. —
Tomé una toalla y me metí a bañar, tardé como unos 20 minutos y después salí del baño con una toalla envolviendo mi cuerpo.
— ¿Qué harás hoy? — Pregunté dirigiéndome a mi closet y quitándome la toalla en el camino.
— Yo... Me iré con las chicas de compras y después iré a la empresa — Contestó mientras terminaba de vestirme — ¿Y tú?. —
— Mer nos dijo que fuéramos a su casa porque quiere presumir sus nuevas gafas de realidad virtual — Reí mientras me colocaba mi jean negro.
— Dale mis saludos a Mer y a Marnie —Contestó y yo me acerqué a ella
— Gra-Gracias por el desayuno. —— Lo que sea por el amor de mi vida — Susurré dándole un beso en la frente.
(...)
— ¡Kim ven acá! Voy a partirte el trasero — Mer levantaba sus puños mientras tenía las gafas de realidad virtual y caminaba hacia cualquier dirección menos la mía.
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|| Pizza || SaiDa ||
Fanfic|| Sana x Dahyun || || G!P || Kim Dahyun ama su trabajo. Pero, ¿qué clase de chica con 20 años dice eso? La respuesta es sencilla. Kim Dahyun es repartidora de pizza, y lo mejor de ese empleo a parte de sus grandiosas prestaciones es que muchas vece...