9.- El falso Rey Sol

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Un pueblo sin voz amanece en el antiguo valle Quechua de Killari, los rostros morenos que lo habitan parecen siempre tristes, sus ojos caídos y el ceño fruncido es una constante permanente. Y es que su silencio legendario les precede en fama, pues dicen que ni siquiera el canto de las aves pueden imitar soplando el aire entre sus labios.

Son muchas las leyendas y misterios en torno al silencio de los Killaríes, algunos dicen que son un pueblo muy avanzado cuyos brujos guardan secretos inimaginables, otros que son personas que sufren de una enfermedad misteriosa producto de las aguas cordilleranas, los más fantasiosos afirman que una maldición los aqueja desde hace siglos.

Gracias a que habitan en sectores ocultos en la Cordillera de los Andes, pasaron desapercibidos durante siglos. Tanto así que no conocieron a los Incas, ni supieron de los conquistadores europeos. Vivieron sus vidas en paz, recolectando frutos silvestres y subsistiendo de la caza y la agricultura. Sus dominios no eran extensos y su número no era abundante, su cultura se forjó en base a aspectos visuales y olfatorios, debido a su condición no sabían de música, ni de cantos. 

A pesar del origen Quechua de los Killaries, el aislamiento y su condición les hizo separarse de sus raíces, desarrollaron sus propias costumbres y se cerraron totalmente al mundo exterior, forjando una nueva cultura. 

Los nombres de los pobladores equivalen a los que representan, siendo nombres genéricos y numerarios. Por ejemplo estaban los Awki quienes eran los que protegían a la gente de los invasores y bestias, además actuaban como guardias personales del sagrado líder. Estaban las muchachas y muchachos jóvenes que se les llamaba Wayna, los agricultores recibían el nombre de Tarpuq y así mantenían un orden en las labores de su pequeño pueblo.

El más importante era el Líder, Yupaq que se traduce como "el que cuenta", era un matemático instruido por su predecesor para llevar registro de todos los números que interesaban al pueblo. Número de personas, número de mujeres, número de niños, cantidades de alimentos recolectados, siembras realizadas, además, era quien organizaba el calendario Killarí, diferente a todos los calendarios del resto del mundo. 

El descubrimiento de este pueblo dejó a todos sin palabras y con ganas de investigar, fue una noticia de esas que remecen al mundo. Afortunadamente para ellos, las Naciones Unidas acordaron no intervenir en ningún grado la vida de los habitantes. Sin embargo no pudieron oponerse a la vigilancia con aparatos electrónicos como satélites y drones. Al principio todo andaba bien, los drones eran sofisticados y grababan desde lugares en los que no podían ser detectados. Pero el tiempo y la curiosidad de los investigadores hicieron que los Killaríes se percataran de estas cosas tan extrañas.

La primera respuesta fue la más obvia, el miedo. Cuando divisaban los drones, los Awki encendían fogatas para intentar ahuyentarlos, a su vez los pobladores veían el humo y corrían a sus chozas hasta que pasara el supuesto peligro. Fue cuestión de semanas para que se dieran cuenta de que se trataba de "criaturas" inofensivas y optaron por ignorarlas.

Sabíamos que era cuestión de tiempo antes de que personas inescrupulosas trataran de adentrarse en las tierras de los Killaríes para matarlos, robarles o expulsarlos. Es por ello que con un grupo de compañeros de la Universidad decidimos interceder pese a la advertencia y a los tratados firmados por la ONU, teníamos que ser nosotros quienes hiciéramos el primer contacto. Obviamente tomaríamos todas las medidas para evitar un desastre, nos sometimos a exámenes de sangre, nos vacunamos y rápidamente empacamos lo mínimo para llegar con los Killaríes.

La expedición estaba conformada por tres personas: Gabriela, Pedro y yo, Víctor, todos estudiábamos antropología y éramos amigos. Tanto Pedro como yo estábamos en nuestro último año de estudios, mientras que Gabriela era de tercero y estaba buscando tema de tesis. No era parte oficial de esta misión, pero fue muy insistente cuando nos descubrió planeando todo esto con Víctor. 

Infierno psíquicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora