Capítulo 14

326 15 0
                                    

Terminando lo que no debió empezar.

Ya era sábado por la mañana y junto a mi padre organizábamos todo para ir de pesca. Pasamos todo el día esperando para atrapar un pez, pero indiscutiblemente ya habíamos perdido la técnica, pues solo atrapamos dos. Fue un poco frustrante pero en realidad lo único que me importaba era estar con papá, alejada de Henry y mis nuevos sentimientos por mi vecina. Estuvimos toda la tarde hablando de cosas sin sentido y recordando viejos tiempos. Pensábamos que lo único que nos faltaba era mamá. Mientras “pescábamos” olvidé por completo todo lo que me acomplejaba, todo lo que me estaba sucediendo y me sentí bastante aliviada. Pero ya era hora de regresar, mi padre tenía que organizar maletas y yo debía ordenar la casa.

-Estoy realmente cansado.

-Ni hablar, yo también me siento muy agotada.

-¿Pedimos algo para cenar?

-Apoyo la noción.

Mientras mi padre organizaba sus maletas y yo terminaba de lavar lo que habíamos ensuciado mi timbre sonó. No tenía ánimos de abrirle a nadie pero supuse que era Stefani, así que mis ánimos regresaron.

-Hola Amy.

-Eres tú.

-¿Puedo hablar contigo?

-De hecho sí. Yo también necesito hacerlo. –Pronuncio muy firme mis palabras- Pero vamos afuera.

-Amy yo…

-Quiero que terminemos.

-¿Qué? ¿Por qué?

- No puedes estar hablando  en serio.

-Mira, yo sé que me porté como un patán pero entiéndeme, yo no…

-Tú nada Henry. –Lo interrumpo bruscamente- Llevamos un par de semanas saliendo y ya crees que puedes hablarme así. Yo no pienso estar con alguien que puede perder los estribos porque no le he correspondido en unas horas.

-Amy…

-Amy nada, no creo que esto vaya a funcionar. Lo siento mucho.

-Ya sé que es lo que ocurre, ¿tienes a otro verdad?

-Henry creo que debes irte ya. -Retrocedo un poco.

-Te gusta alguien más y esto solo es una excusa, pero ¿sabes qué? No te vas a salir con la tuya.

-¿Necesitas que llame a mi padre?

En ese momento Henry me sostuvo fuertemente los brazos haciéndome quedar inmóvil. Su mirada se sentía muy fuerte, sus ojos dejaron de ser cafés claros para volverse más oscuros. Cada vez se intensificaba más su reacción y yo seguía sin moverme y sin pronunciar palabra alguna. Me empezaba aturdir y sentía mucho miedo. Henry me aterrorizaba en serio. Escuchaba sus palabras pero no entendía nada de lo que decía, solo intentaba gritar pero mi voz no se pronunciaba. De pronto Henry se lanzó sobre mí y me besó, me besaba violentamente, y mordía mis labios de una forma tan poco sutil que me hiso sangrar. Sin importar que me estaba haciendo daño continuaba con su ritual asqueroso por intentar hacerme “recapacitar” mis brazos me dolían demasiado, empezaban a palpitar y mis labios gracias a sus mordidas y el frío de la noche me empezaban a arder. De pronto un fuerte gemido se me escapó, no uno de satisfacción, uno de lamento y entonces llegó mi princesa azul.

-Oye, ¿Qué sucede contigo? –De un empujón lo aparte de mí.

En ese momento caigo al suelo.

-Guapa, guapa. ¿Estás bien? –Me sostiene en sus brazos y me ayuda a levantar.

-Es, es, estoy bien. –Logro susurrar.

Stefani se llenó de rabia y se levantó para acercarse a Henry y de un solo un golpe lo puso a sangrar de forma instantánea.

-Lárgate de acá.

-Esto ya es personal. –Gritaba mientras se limpiaba la nariz y se iba.

-Amy, ¿Estás bien?

-Sí. –Le digo con mi cabeza ya que no podía hablar.

-Entremos. –Me lleva hasta casa.

Justo cuando entrabamos a casa, mi padre bajaba las escaleras y fue inevitable que nos viera. Llegó rápido a mí y me sentó en el sofá. Buscó el botiquín y me empezó a curar con la ayuda de Stefani.

-No puedo creer que ese imbécil te haya hecho esto. Mañana iré a su casa.

-Claro que no papá, tú debes viajar, ya me encargaré de eso.

-No te puedo dejar sola en casa. ¿Y sí ese sujeto regresa?

-No se preocupe señor Jorge. Yo cuidaré de ella, me quedaré aquí todo el día, los días necesarios.

-¿Ves? Stefani cuidará de mí. –Al pronunciar esas palabras sentí que mis heridas perdían intensidad.

-No lo sé cariño. Pero es cierto que es importante que viaje mañana. –Se queda unos segundo pensativo- Está bien, pero por favor tengan mucho cuidado.

Después de que Stefani y mi padre decidieran por mí lo que sucedería antes de la llegada de  mi madre. Subí a mi habitación, Stefani se fue a casa para regresar mañana temprano y mi padre se fue a descansar. No diré que tuve una gran noche, cuando ella ya no estaba conmigo y papá dormido, el dolor regresó. Mis labios ardían y aun sangraban cada tanto. El dolor me sirvió para dormir profundamente. Y cuando volví a reaccionar ya estaba todo claro y de nuevo un esquicito olor me sacó totalmente del sueño que aún me quedaba.

-Guapa. –Sus palabras llenaron toda la habitación.

-¿Qué haces aquí?

-Bueno, gracias. –Me dice en lo poco que el sol me deja ver, una sonrisa bastante sarcástica y prepotente.

-No me malinterpretes es que.  – Entonces me lastimo el labio y suelto un pequeño gemido.

-No  te disculpes, te he traído algo de comer, son las dos de la tarde.

-¿Las qué? ¿Y mi padre?

-Él salió hace mucho, me dijo que lo disculpara pero es que estabas muy profunda y no quiso molestarte. Y era cierto, llevo varias horas aquí. Seguro los medicamentos te hicieron dormir más de lo normal.

-Muchas gracias por la comida, estaba muy buena. ¿Ya comiste?

-Sí, hace como dos horas. Lo mejor es que te duches, Ana vendrá en un rato.

Desde mi balcón. (Amy&Stefani)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora