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Harry se dio cuenta de que, posiblemente, estaría encerrado durante horas con una loca. Una encantadora lunática que quería un empleo., Todo el mundo quería algo de él. Últimamente, se sentía acechado por una bandada de buitres.

Apoyó las manos en el suelo para levantarse, pero la mujer estaba sentada sobre él.

-Oh, perdón... -ella se puso de pie de un salto. Él se incorporó, se alisó un poco la ropa y buscó el teléfono de emergencia del ascensor.

-No puedo creer que me haya puesto así con usted -comenzó a decir ella en voz baja. Nunca había perdido el control de esa manera, salvo con mis hermanos. Es que he tenido un día realmente horroroso y... -se interrumpió-. Pero a usted no le interesan mis problemas. Solo puedo decir que lo siento.

-Acepto sus disculpas -dijo él, sorprendido, mientras abría un pequeño panel debajo de los botones del ascensor y sacaba el teléfono. Le respondió una voz femenina. Después de contestar a unas preguntas, Harry lanzó una maldición y colgó el aparato.

-¿El transformador? -preguntó aquella joven mujer, cuyo nombre era ____.

-Sí. Han llamado al servicio de reparaciones. Podría tardar una hora, o cuatro o cinco. Hay apagones en toda la ciudad.

-Claro, ¿por qué no? El final perfecto para un día perfecto.

-¿Perdón?

-Nada.

De pronto, Harry sintió curiosidad por aquella frágil figura, vapuleada y desvalida. Era más alta que la mayoría de las mujeres, solo unos pocos centímetros más baja que él, que medía un metro ochenta y tres. En la penumbra del ascensor, no podía distinguir el color exacto de su pelo, pero era oscuro y liso y los mechones que se le habían escapado de la trenza le llegaban a los hombros. Su piel parecía pálida, casi traslúcida. Sus pómulos altos enmarcaban una boca de labios carnosos. No era la cara de una modelo, pero sus facciones regulares poseían una dulce belleza.

Harry sintió la repentina necesidad de preguntarle por aquel día «perfecto». Hacía mucho tiempo que no sentía la elemental preocupación de un ser humano por otro. Pero, ¿por qué debía preocuparse por una mujer que le había gritado sin razón? Sin embargo, ella se había disculpado. ¿Y cuánta gente se atrevía a gritarle a él?

-Mirar fijamente es una grosería -lo acusó ella, de pronto.

Él tardó un poco en reaccionar.

-¿Y qué esperaba de...? ¿Cómo era? ¿Un tipo grosero y arrogante como yo?

Ella dio un respingo al recordarlo.

-Siento haberle dicho eso. Es que usted me recuerda a mis hermanos. Lo siento.

-No se preocupe.

-No, de veras. No suelo perder así el control. No sé qué...

-Alan Townsend ha muerto.

____ se quedó pasmada.

-¡No!

El asintió.

-¿Cuándo? ¿Cómo? Tenía la misma edad que usted.

-Sabe muchas cosas de nosotros, ¿no? -preguntó él, entornando los ojos.

-Alguien llevó una revista a... No importa. Por favor, señor Styles, no lo sabía. Debe creerme. He estado haciendo una auditoría fuera de la ciudad los tres últimos días. No he leído los periódicos de Denver desde el lunes.

Su expresión compungida convenció a Harry de que decía la verdad.

-Murió en Aspen antes de ayer. Sufrió un aneurisma. Se levantó de madrugada para ir al cuarto de baño y cayó muerto.

Boda AnticipadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora