Al despertarse al día siguiente, ____ sintió una náusea. Apenas le dio tiempo a llegar al cuarto de baño. Un momento después, sintió las fuertes manos de Harry sobre sus hombros.
-¿Qué te pasa? -preguntó Harry-. ¿Estás mareada?
-Eso parece -dijo ____, con cara de pocos amigos.
Harry no contestó, se limitó a sujetarla. Mojó una toalla con agua fría, la escurrió y se la puso en la frente.
-Todo esto es por culpa tuya -dijo ella débilmente, aunque el frescor de la toalla húmeda le sentó bien.
-Lo sé -dijo él con calma-. Lo siento.
-Si no me contestas, no tiene gracia -respondió ella, irritada.
-No voy a discutir contigo. Es verdad que es culpa mía que estés embarazada. No quiero que sufras por tener a mi hijo.
-Nuestro hijo.
-Nuestro hijo -se corrigió él-. Si pudiera, me marearía por ti.
-Eso es muy fácil de decir -se quejó ella-. Apuesto a que todos los hombres dicen lo mismo.
-Ya veo que te encuentras mejor -sonrió él-. ¿Quieres que te traiga algo que te asiente el estómago?
____ suspiró y se apoyó contra la pared.
-Unos pastelitos me sentarían bien.
-Veré qué tenemos.
-Solo hay galletitas saladas -dijo ella.
-Si no tenemos, iré a comprarlos.
-Sí, claro. ¿A las seis de la mañana? Seguro que ni siquiera sabes dónde hay una pastelería y además... -se interrumpió cuando Harry la levantó en brazos-. Puedo andar sola, ¿sabes?
-A mí me parece que no -dijo él, mientras la llevaba a la cama-.
¿Por qué no te quedas en casa hoy?-Oh, no -ella se puso de pie bruscamente y volvió a sentir un mareo. Cuando se recuperó, miró a Harry con el ceño fruncido-. No me trates como a una inválida solo porque estoy embarazada. ¿Qué pensarían mis empleados? Me encontraré bien en cuando me coma esos pastelitos.
-Está bien. Volveré en seguida -Harry se detuvo en la puerta y la miro-. ¿Vas a estar así de intratable todo el embarazo?
-Si quiero, sí -contestó ella, sin poder evitar una sonrisa-. No hay razón para que sufra yo sola. Estamos juntos en esto, ¿no?
Él volvió junto a ella en un par de zancadas y le dio un beso fuerte en la frente.
-Para siempre.
-No mires.
-Solo me estaba rascando la nariz -dijo ____, apartando la mano de la banda de seda que le cubría los ojos-. Me gustaría que me dijeras de qué va todo esto.
-Ya lo verás.
Harry parecía un niño con zapatos nuevos, lo que a ____ le preocupaba. Solía comportarse así cuando le había comprado algo muy caro.
-Pensaba que íbamos a comer -se quejó ella.
-Y vamos, pero a un sitio muy especial. Ya casi hemos llegado.
Dos minutos después, él paró el motor.
-¿Estás preparada?
-Pues claro que... -____ se interrumpió cuando él le quitó la banda de los ojos.
Frente a ellos había una casa de ladrillo de dos pisos. El cartel de «Se Vende» del jardín delantero había sido tachado con otro que decía «Vendida». A ____ le dio un vuelco el corazón.
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