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Dos de la madrugada. Las Vegas. Flores de plástico. Trajes alquilados. Testigos pagados. No era precisamente así como ____ se había imaginado su boda.

Se detuvo a la entrada de la pequeña capilla, embutida en un traje de novia que le oprimía el pecho. Respiró hondo. La música empezó a sonar. El cura estaba de pie entre dos enormes ramos de flores de tela de color rosa. Elvis cantaba Lave Me Tender. Harry, vestido con un traje oscuro, estaba a la derecha, junto a los dos testigos. Todos ellos actuaban como si aquello fuera perfectamente normal.

A ____ se le saltaron lágrimas, pero las reprimió con determinación. La vida no era perfecta. Por lo menos, iba a casarse y tendría hijos. Lo único que podía perder era el corazón.

Mientras Harry la miraba avanzar lentamente hacia él, el pánico se apoderó de él durante un instante.

¿Qué demonios estaba haciendo? Conocía a aquella mujer desde hacía menos de cuatro días. ¿Y si era como todas las demás? ¿Y si solo buscaba su dinero? ____ se paró junto a él y lo miró a los ojos por vez primera desde que había entrado en la capilla. Alzó la barbilla con ese gesto de obstinación tan familiar y, de pronto, Harry supo que se iba a casar con la mujer adecuada. En su cara se dibujó una sonrisa, a la que ella respondió tímidamente. La tomó de la mano y ambos se giraron hacia el cura.

____ se agitaba, nerviosa, mientras Harry reservaba la mejor suite del Caesar's Palace Hotel.

Su noche de bodas. El momento había llegado, por fin. Sabía lo que iba a ocurrir. Su cuñada Alex le había dicho que hacer el amor era una experiencia casi mágica, si se estaba enamorada.

Ese era el problema. ____ no amaba a Harry, ni él a ella. Sus relaciones sexuales serían estrictamente reproductivas. ¿Dónde estaba la magia?

Harry se giró para mirarla mientras el recepcionista consultaba el ordenador. ____ esbozó la sonrisa que llevaba practicando toda la noche. Él estaba dando lo mejor de sí mismo en aquella extraña situación. Ella estaba dispuesta a hacer lo mismo.

Cuando Harry volvió a mirar al recepcionista, la sonrió de ____ se desvaneció. Se preguntaba qué pensaría él cuando descubriera que era virgen. Sabía que aquello era una rareza. Pero, en el instituto y la universidad no había querido tener relaciones sexuales porque se negaba a relacionarse con vaqueros. Después, había decidido esperar hasta enamorarse. Pero eso nunca había ocurrido.

-¿Estás lista?

-Yo... yo...

-¿Quieres que brindemos con champán por nuestra boda?-sonrió él.

____ asintió.

Harry dio una generosa propina al botones que esperaba pacientemente con su equipaje y le ordenó que llevara las dos pequeñas maletas a su suite. Luego, condujo a ____ hasta el bar, donde pidió una botella de champán.

-¿Estás cansada? -preguntó.

-No lo sé. Estoy demasiado nerviosa para saberlo.

-¿Es que crees que voy a hacerte daño? -preguntó él, tomándola de la mano.

-Estoy segura -dijo ella suavemente.

-Cielos, ____. Yo nunca le he hecho daño a una mujer en toda mi vi... -de pronto, comprendió lo que ella había querido decir. Era imposible. ____ tenía veintiocho años-. ¿Me estás diciendo lo que creo?

Ella asintió, compungida.

-Lo siento. Sé que debería habértelo dicho. Si quieres que nos olvidemos del asunto, lo entenderé.

Harry le agarró la otra mano.

-No seas tonta. No es una enfermedad fatal. Eso se cura fácilmente. Ya lo verás....

Boda AnticipadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora