Capítulo 9

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La mañana era nublada, parecía que llovería demasiado aquel día, además, el viento helado daba la señal que el otoño se acercaba. Tsukishima no había podido dormir muy bien por la noche, millones de preguntas llenaban su mente, también su mente no le perdonaba el haber golpeado a un colega por la madrugada.

A pesar de no haber dormido mucho, tan pronto vio el reloj de pared en su habitación y verificar que ya había amanecido, Tsukishima levanto su cuerpo cansado de la cama para alistarse y aceptar cualquier penitencia y responsabilidad que se le diese por haberle faltado al respeto de la peor manera a un compañero.

Tras arreglarse, salir del cuarto y dar los primeros pasos en el pasillo; la primera persona que se encontró en esté último lugar fue al padre Hinata. Ambos sacerdotes intercambiaron miradas de manera incómoda, sin embargo, Tsukishima no podía dejar las cosas así, no sabía si era la culpa pero debía disculparse de algún modo.

-Buenos días padre Hinata - dijo el rubio de forma nerviosa

-Buenos días - dijo Hinata, la cara del más pequeño era un poema, claramente seguía molesto, así que tan pronto termino de saludar a Kei, dio unos cuantos pasos para iniciar sus labores

-Eh...bueno...¿Tiene un minuto padre?

-¿Si? - dijo el pelinaranja extrañado, deteniendo su paso y volteando a ver a Kei

-Este...Quisiera pedirle una disculpa por lo de anoche, no supe controlar mis emociones y eso resulto una discusión innecesaria...Perdóneme - dijo Kei al borde de las lágrimas, realmente se sentía culpable

A pesar de que le molesto la actitud del más alto durante la madrugada, Hinata se negó a abandonarlo, y más en la situación en la que se encontraba ahora su compañero. Pues de algún modo, sentía compasión de su compañero y parecía que en el rostro de Kei se leía la palabra "ayuda" en aquella mirada de arrepentimiento.

-Esta bien padre, acepto las disculpas - Dijo Hinata con una ligera sonrisa

-¡Gracias padre! - dijo Kei ahora desplegando una bella sonrisa - Bueno, me tengo que ir...tengo cosas que hacer, lo veo en el almuerzo - dijo el rubio, se le notaba como siempre lo conocieron: responsable y alegre

-Nos vemos padre - dijo Hinata

Los dos sacerdotes cambiaron su camino, Tsukishima se dirigía al confesionario y Hinata tenía que hacer una pequeña plática con el obispo. Esté último tenía que decirle ciertas cosas relacionadas al convento, entre ellas la situación acerca del cambio de comportamiento del rubio en las últimas semanas.

Hinata llego a la oficina de Suga, las paredes eran de piedra, todos los muebles estaban hechos de madera, había un enorme cuadro de Cristo al final de la habitación  y la iluminación por un candelero era bastante tenue, todo el lugar daba un ambiente de antigüedad, sin embargo, el estilo era bastante elegante.

Hinata tocó a la puerta, a pesar de que esta se encontraba ligeramente abierta; el pelinaranja dió un vistazo a la habitación y vio que Sugawara se encontraba leyendo una carta, quien la haya enviado o escrito no le importaba, simplemente quería hablar con el obispo y era lo único que le interesaba. Suga alzo la mirada e inmediatamente invito a pasar a Hinata.

-¿Señor obispo? - dijo Hinata aún en la puerta

-Adelante padre Hinata, ¿necesita algo? -pregunto el obispo 

-Si, necesito hablar con usted ¿puedo? - dijo el pequeño entrando al cuarto

-Por supuesto, ¿qué ocurre?

-Es el padre Tsukishima

-Ay ese muchacho, ¿qué pasa con él? me ha dado un par de problemas las últimas semanas, me extraña porque él no es así, ¿a qué hora llego anoche?

Que Dios me perdoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora