CAMAS DE HOSPITAL • Elounor •

28 | NO. PUEDO. HACERLO

NO. PUEDO. HACERLO

Un mes después

"Despierta, amor", un suave murmullo en mi oído me despertó el lunes por la mañana, "o llegarás tarde".

Bostecé mientras trataba de abrir los ojos, parpadeando muchas veces antes de poder ver la cara de mi novia sonriéndome.

"Buenos días", logré decir, pasando una mano por mi cabello.

"Buenos días, Lou." Me dijo tomando mi mano. "Nancy trajo tu desayuno y yo tu silla de ruedas".

"¿Por qué estás tan emocionada, Eleanor?"

Mis citas con el Dr. Smith, o Mark a estas alturas, se habían convertido en algo común para mí, por lo que su repentino entusiasmo era un poco extraño.

"¿Olvidaste qué día es hoy?"

"¿Lunes?"

"Sí", me dijo rodando los ojos, "¿y...?"

"Eleanor, todavía estoy dormido, cariño. Necesito ayuda", me reí.

"¡LA NUEVA ETAPA DE SU TRATAMIENTO COMIENZA HOY!" Ella gritó y yo abrí los ojos de par en par.

Los últimos días había estado tan ocupado pensando en la posibilidad de que Eleanor abandonara el hospital y, por lo tanto a mí, que me había olvidado por completo. Mark me había dicho que comenzaríamos con nuevos ejercicios, pero no cualquier tipo de ejercicios.

Había recuperado la sensibilidad total en mis piernas pero todavía estaban súper débiles, por lo que no podía caminar ni moverlas mucho. Sin embargo, él me aseguró una y otra vez que estaba listo para seguir adelante, tratando de ponerme de pie.

"¡MIERDA!" Yo también grité. "¡Eleanor, por favor ven conmigo!" Le pedí entrando en pánico.

"¿Qué? ¿en serio?" me preguntó frunciendo el ceño.

"Claro, cariño. Si las cosas van mal, quiero que estés conmigo".

"¿Por qué crees que las cosas saldrán mal?"

"Prefiero no tener ninguna esperanza", admití mirando hacia mi regazo. Pero eso fue hasta que una mano cálida tomó mi barbilla y levantó mi rostro.

"Tomlinson", me dijo mirándome a los ojos, "tenemos que hablar".

Su mirada era suave pero el tono de su voz era bastante serio. Seguro que había algo más.

"Escucho." Le dije presionando mis labios y entrelazando mis manos con las suyas.

Eleanor respiró profundo y separó los labios, pero pasaron unos segundos antes de que hablara.

"Lou, hay dos cosas que quiero decirte. Dos cosas que necesito decirte. Primero, hoy es un día especial para ti. Has estado esperando este momento durante tanto tiempo, cariño, así que hazte un favor y sé positivo al respecto. ¡Si las cosas van bien, lo celebraremos!" se rió, "y si las cosas se ponen un poco difíciles, entonces tu familia y yo estaremos aquí para apoyarte, no importa cuánto tiempo tome, ¿de acuerdo?" su otra mano acarició mi mejilla.

"Bien", asentí. Eleanor siempre fue la más madura de las dos, y ese día no fue la excepción. "Gracias, amor", le susurré mientras me inclinaba hacia adelante para besar sus labios suavemente. "¿Y qué hay de la segunda cosa?"