Capítulo 9

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—¡Kara Zor-El! ¡Cuéntame qué es lo que está pasando!

—¡Alexandra Danvers! ¡No sé de qué estás hablando, pero devuélveme mis postickers! —Kara intentó coger la caja llena de su comida favorita, pero la pelirroja negó.

—¡Los he comprado yo! —gritó su hermana alzando la caja.

—¡Pero son para mí! —intentó Kara una vez más, pero no lo consiguió debido a que Alex le puso la mano en la cara mientras sujetaba la caja con la otra y le puso esa cara de "cómo lo intentes una vez más, los tiraré a la basura".

—¿Hace falta que te lo vuelva a repetir? —preguntó su hermana dejando la caja en la mesa y Kara puso las manos en sus caderas, dejando caer sus hombros en derrota—. Llegas siempre tarde a casa, dejándome tirada tres veces. Has descuidado un poco el DEO. Has cancelado dos noches de juegos. William y Nia me han contado que apenas estás en su oficina, incluso has puesto varias excusas y en una de ellas has dicho que tenías que vacunar al perro cuando no tienes uno. ¡Además, Andrea Rojas me ha llamado a mí porque Kelly le ha dado mi número ya que no paraba de insistir en encontrarte!

—Es verdad —admitió la kryptoniana asintiendo a todo lo que decía con la cabeza—. No te voy a mentir, pero hay una buena excusa.

—Te escucho —miró con mala cara a la rubia que se mordía los labios.

—He estado intentando arreglar las cosas... con Lena —susurró sentándose en el taburete junto a Alex.

—Oh... Eso tiene sentido —razonó la hermana mayor suavizando el tono, recordando algunas noticias donde Kara salía volando muy cerca de L-Corp—. Y...

—Estoy en ello todavía, ¿vale? Creo que voy bien. No me digas nada más ni quiero que me preguntes qué está pasando, por favor —pidió al ver a su hermana dispuesta a interrumpir—. Solo lo estoy intentando y por eso he estado más pendiente a otros asuntos.

—Está bien... —susurró la pelirroja, entregando los potstickers—. Pero no te olvides que tienes una ciudad que cuidar y que nosotros también existimos.

—Lo sé...

Alex se despidió de su hermana después de una charla agradable sobre el trabajo y Kelly. Nada más irse por la puerta, inmediatamente se puso el traje. Voló hacia L-Corp cómo hacía casi siempre estas últimas semanas. No la visitaba todos los días ya que no quería agobiar a la pelinegra ni echar a perder todo este sin sentido. Pero llevaba una semana sin saber de ella porque se marchó de viaje por unos asuntos empresariales y, Rao... la echaba mucho de menos.

Bajó silenciosamente y la puerta del balcón se halló cerrada. Observó que las luces estaban apagadas y escaneó la zona. No había rastro de Lena. Supuso que cuando aterrizó en National City, Lena se dirigió directamente hacia su apartamento y prendió vuelo nuevamente hacia su ático.

Llegó en cuestión de segundos y descendió hasta la puerta del balcón. Allí estaba Lena, haciéndose un té cómo muchas veces hacía. La pelinegra, por puro instinto, asomó su cabeza y miró como Supergirl estaba al otro lado del cristal. Saludó con la mano al igual que ella, pero Lena frunció el ceño preguntándose qué era lo que pasaba. Así que cogió el té y se dirigió hacia la puerta del balcón.

—¿Ha ocurrido algo? —preguntó Lena nada más abrir la puerta ya que estaba cerrada por el viaje.

—Hum... No, en realidad no —balbuceó nerviosa y luego respiró hondo, controlando sus nervios mientras apretaba los puños y se cruzaba de brazos—. Solo quería asegurarme de que estabas bien, nada más. Había ido a L-Corp pensando en que te encontrarías allí, pero me di cuenta de que era ya tarde y bueno... Yo, solo... eso... —hizo una mueca para no sonar tan desesperada.

Enemigas con derecho / Supercorp AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora