Bakugou y Midoriya están formando su familia y apegándose a sus roles de padres, puede resultar difícil cuando deben hacer eso a la vez que se hacen cargo de sus errores del pasado.
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—Izuku, vas a tener que soltarle en algún momento —dice Bakugou, con obviedad.
—Lo haré mañana, así que disfruto de nuestro tiempo juntos —responde mientras mece a su hijo en sus brazos.
—¿Se supone que debo creer que estás mentalmente preparado para volver al trabajo y dejar a Isamu con la niñera?
—Kacchan —se queja—, claro que lo estoy, sólo voy a extrañarlo demasiado.
El rubio cenizo se sienta junto a ellos y acaricia el suave y esponjoso cabello de su marido.
—No te has separado de él estos meses para nada, mañana sentirás como si te estuvieras muriendo.
—Oye —lo mira mal.
—El gran regreso del héroe Deku —dice, burlesco.
—Me emociona volver, es sólo que me pongo nervioso por Isamu —acomoda el corto cabello del bebé.
—Lo sé, Izuku, probamos como a millones de candidatos para su cuidador hasta que al fin uno fue de tu agrado.
—Tenía que asegurarme —afirma—. No te hagas el duro, sé que también te cuesta mucho dejarlo para ir a trabajar.
—Bueno, sí, pero no soy tan sobreprotector como tú.
—Tengo una conexión más profunda con él, literalmente se creó dentro mío.
—Oi, también es mi primer hijo.
—Lo sé, te ablandas mucho cuando estamos con él —le sonríe—. En unos pocos años lo estarás consintiendo en todo.
—Pues no tengo de otra, ahora ustedes son el centro de mi vida. Y más te vale dejar que lo entrene, no quiero quejas.
—Muy bien —asiente y lo mira un momento—, con una condición.
—Sabía que harías eso —echa su cabeza hacia atrás.
—Quiero que me prometas que no te decepcionarás si no tiene quirk y que no lo presionarás para que sea un héroe profesional —Katsuki frunce el ceño ante esto.
