20. OHANA.

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—Bueno, y ya que lo descubrí, ¿vas a darme detalles?

Minseok le dio a Jongdae una mirada de completa indignación.

—Incluso íbamos a gritar "¡Sorpresa!" cuando llegaras —Minseok le reprochó—. Y lo arruinaste. No te diré nada.

Jongdae hizo un puchero y a Minseok le costó creer que ya hubiera cumplido treinta años. ¿Cómo podía ser tan adorable?

—Es esta noche en la casa de los padres de Baekhyun.

—Eso ya lo sabía, lo leí en la invitación —Jongdae dijo y de pronto se puso serio—. Espera, ¿Baekhyun lo supo todo este tiempo?

—Claro, él coordinó los detalles con Daniel aquí.

—Odio a ese niño —Jongdae protestó. Quiso agregar algo más, pero decidió callar. Ya bastante le había costado reconciliarse con su esposo.

Sin embargo, Minseok lo notó.

—Jongdae, yo no tenía idea —le dijo con sinceridad—. Te lo juro, nuestra relación ha sido estrictamente profesional... al menos hasta el día en que me besó. Yo estaba muy sorprendido y de repente tú apareciste de la nada y saltaste sobre él como un samurai enloquecido... Daniel es hijo del señor Kang, uno de tus mayores inversores, fue él quien me lo recomendó. Cuando vea que le destrozaste la cara a su hijo... no quería que hubieran problemas en la empresa y mucho menos por algo de tan poca importancia. Es un niño, no le demos tanta importancia.

—Se lo tiene bien merecido —Jongdae refunfuñó—. Espero que de ahora en adelante se lo piense bien antes de intentar besar hombres casados.

Jongdae se removió en la cama hasta tener a Minseok en sus brazos.

—Estas cosas me pasan por enamorarme del hombre más sexy del mundo —se lamentó con un falso y mal interpretado gesto de angustia—. Por eso tengo que estar siempre alerta, en cualquier momento podrían robarte de mi lado.

Minseok sonrió, un poco avergonzado, y escondió el rostro en la curva del cuello de su esposo.

—Nadie va a llevarme de tu lado, tonto. Yo te amo solamente a ti, no podría cambiarte, nunca.

Jongdae sintió que su pecho se hinchaba de orgullo y alegría. Los dedos de Minseok le acariciaron el cuello y él buscó sus labios. Se entregaron a un beso lento y cariñoso.

—Por favor no me ocultes nada nunca más —Jongdae le pidió.

Minseok apartó la mirada. Ahí estaba ese gesto de angustia que iba y venía por su rostro con frecuencia últimamente.

—Ha-hay algo más que... debo... decirte —Minseok titubeó.

Jongdae lo miró con el ceño fruncido, empezando a sentir temor al notar la aflicción de su esposo.

—¿Qué?

—Es que... —Minseok empezó, pero se detuvo. Miró a la nada por un momento, parecía estar al borde de un ataque de pánico.

Jongdae lo miró con preocupación.

Minseok se sentó en la cama e intentó salir de ella, pero su esposo le sostuvo los brazos, impidiéndole huir.

—¿Qué es, amor? —Jongdae preguntó en un susurro, soltándole los brazos y tomándole las manos—. Dímelo, no podemos tener secretos. Y, para lo que sea, sabes que cuentas conmigo. ¿Qué tan malo puede ser?

—Jongdae, yo... no soy tan buena persona como tú crees —Minseok dijo y luego apretó los labios, como si quisiera obligarse a callar.

A Jongdae no se le ocurrió aunque fuera una razón para que su esposo dijera aquello, pero su corazón se aceleró asustado.

4. DADDY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora