Bienvenido a casa

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No se había acordado ni dicho una hora de llegada, pero ya había comenzado a llegar mucha gente. Kara había llamado a Kal para que pasara primero a casa de Alura para saludar, pero eso era una excusa para que no fuera directamente a la granja de sus padres y poder llegar todos juntos.

—Kal, estás muy guapo.

—Gracias tía, quiero presentarte a mi esposa, Lois.

—Mucho gusto.

—Bienvenida a la familia, cariño.

—Bien, es hora de irnos— Kara salió de la cocina para abrir la puerta. —¿Vienes, mamá?

—Ustedes adelántense, yo iré más tarde.

—¿Ir a dónde? Si apenas acabamos de llegar— Kal no tenía idea de lo que se había planeado a sus espaldas, pero Lois estaba al tanto de todo, Kara le había contado días antes de que llegaran.

—Tú sólo camina— salió Kara, para ya de una vez entrar al auto.

—Fue un placer, Alura— Lois se despidió y recibió una sonrisa de parte de la señora.

—Igual, cariño— se despidió con un beso en la mejilla.

—¿Y ésta qué? ¿Desde cuándo se volvió tan mandona?— preguntó Kal refiriéndose a Kara.

—Ha cambiado mucho— afirmó Alura.

—Sí, ya veo— se escuchó la bocina del auto y un grito de Kara.

—¡Kal, ya vamos tarde!

—Supongo que si no salgo ahora, vendrá a buscarme, ¿no?— Alura asintió y Kal dio un suspiro.

—Adiós, tía— dijo antes de abrazarla.

—Ve y diviértete.

Nadie habló en el camino, bueno, excepto Kal. Que a cada rato preguntaba porque tanto misterio. Kara y Lois se miraban cómplices y se reían entre ellas.

—Oh, ahora mi esposa está de tu lado, que bien. Saben muy bien que odio las sorpresas— Kara se detuvo frente a la casa.

—Llegamos. Déjame abrirte la puerta, cenicienta— dijo Kara.

—No seas tonta, yo pue...— cuando fue a abrir la puerta no consiguió nada. Kara se reía desde afuera junto a Lois. Estuvieron así par de minutos, bueno, al menos hasta que Kara recuperó todo el aire que había perdido por tanto reírse.

—Bien, ya fue suficiente, no quiero que me golpeé— dijo Kara al abrir la puerta.

—¿Enserio Kara? ¿Seguro para niños? Ja, ja, muy gracioso.

—Amor, no fue Kara, fue mi idea. Solo fue una broma, no tienes que enojarte— contestó Lois, acercándose a él.

—Vamos admítelo, fue gracioso— Kal le dio una mirada molesta a la rubia por la broma y luego asintió para besar a su esposa.

La situación lo había distraído, no se había dado cuenta de la gente, ni del gran cartel que le daba la bienvenida.

—Bienvenido a casa, señor malhumorado— habló Kara.

Todos se habían acercado a saludar a Kal, y luego de tantos saludos se dispusieron a compartir entre todos. Barry y Ramón se encargaban de la parrilla, Oliver había salido por más hielo y Sara se encargaba de la música. Todos la estaban pasando muy bien.

—Gracias, enana. No esperaba una bienvenida así de grande— Kal se había acercado a Kara.

—Bueno no lo hice sola, todos aportaron algo. Todos te extrañamos— ambos miraron a su alrededor.

—Oye, esa chica que viene junto a Alura nunca la había visto. ¿Quién es?

—¿Qué chica?— Kara no se había fijado que Lena ya había llegado y que caminaba hacia ellos junto a su madre.

—Bueno, ustedes tienen que hablar y ponerse al tanto de todo, iré a saludar a los demás— dijo Alura apenas llegando a su lado y señalando la casa antes de dejarlos.

—Hola— saludó la pelinegra.

—Llegaste.

—Sí, aunque al parecer llegué un poco tarde. No quise venir con las manos vacías, así que traje una botella de vino.

—Gracias, muy amable de tu parte— respondió Kal, Kara se quedó mirándola.

—Nunca te había visto, supongo que eres nueva en el pueblo.

—Eh, algo así— Kara por fin había reaccionado y los presentó de una vez.

—Kal ella es Lena. Lena, Kal, mi primo.

—Oh, entonces esta es la misma niña que te ilusionó y luego te rompió el corazón, vaya como es el destino— en cuanto la rubia lo escuchó, le dio un golpe. Ahora quería que la tierra la tragara, pero ya.

—Iré a... buscar a Lois— dijo Kal para dejarlas solas.

—La... Lamento eso, a veces es un tonto, habla sin pensar— Lena rio por lo nerviosa que se puso Kara y su intento de querer arreglar lo que su primo había arruinado.

—Está bien.

—Eh, ¿quieres una cerveza?

—Sí, por favor.

Kara comenzó a presentar a Lena a los invitados, algunos preguntaron si eran novias, a lo que ambas respondían con un no. Aunque era más que obvio que algo sucedía con las dos, solo que ellas no lo veían. Cuando terminaron con las presentaciones y creyeron que podían conversar por fin, Kal llamó a Kara.

Necesitaba de su ayuda para buscar el álbum de fotos. Tuvo que dejar a Lena sola por un rato, creyendo que solo tardaría unos minutos. Esa búsqueda de cinco minutos pasó a ser de casi una hora. Duró más de lo pensado y cuando volvió donde había dejado a Lena, no la encontró allí. Kara comenzó a preocuparse, solo esperaba que no se hubiera ido como la última vez. Y si lo hizo, Kara se lamentaría por segunda vez.

☼ 𝐋𝐔𝐍𝐄𝐒 ☼ | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora