—¿Kara, ya estás lista? Sabes que me gusta salir temprano— gritó desde la escalera.
—¡Ya voy!— contestó la pequeña mientras buscaba algo debajo de la cama.
—Estaré afuera.
—¡Vale!
Alura cogió las llaves del auto para encenderlo a lo que Kara bajaba. Cuando abrió la puerta se encontró con Lillian y Lena.
—Buen día— contestó Lillian y Lena por otra parte dio un simple hola. —¿Ya iban de salida?
—Eh sí, solo falta Kara que debe estar buscando sus calcetines, todavía.
—Oh. Compré algunas golosinas para que puedan comer más tarde.
—No tenías por qué molestarte, Lillian.
—Ah, no fue nada. Bueno Lena, diviértete. Nosotros iremos a visitar a tu hermano. Te llamaré más tarde para ver cómo va todo.
—Está bien, mamá— Lillian dejó un beso en su mejilla, Lena se despidió de su madre y le dijo que saludara a su hermano de su parte.
—Lena, puedes subirte al auto. Yo iré a buscar algo, Kara no debe tardar.
—Ya estoy— Kara salió corriendo por la puerta para subirse al auto.
Ahora estaban las tres dentro del auto y de camino hacia la granja. Mientras que Alura conducía, Kara seguía contándole a Lena lo fascinante que era la granja de sus tíos.
—Buenos días, Jefferson.
—Buen día, Alura. ¿Cómo están niñas?
Jefferson se encargaba de la granja en la ausencia de los tíos de Kara, Alura lo ayudaba los viernes a alimentar los animales, era mucho trabajo para una sola persona.
—Bien, Jeff. Mami iremos a ver las gallinas— avisó Kara.
—Vale, pero haz tu trabajo antes de jugar.
—Está bien— Kara le hizo una seña a Lena para que la siguiera.
—¿También trabajas aquí?— preguntó Lena.
—Eh sí, más bien ayudo. Siempre que venimos, alimento a las gallinas y recojo los huevos, es divertido ya lo verás.
—¿Qué les dan de comer a las gallinas? ¿Gusanos?
—Em, no. Digo, también se los comen, pero les damos maíz, les gusta mucho el maíz. Te recomiendo no comerlos saben muy mal— Kara buscó un pequeño cubo, lo llenó del grano amarillo y se lo dio a Lena.
—No sé qué hacer. Nunca le he dado de comer a una gallina.
—Tú solo coges un poco, lo tiras al suelo y ellas salen a comer. Es fácil. Ahí es cuando aprovecharemos para ver si alguna ha puesto un huevo.
Lena asintió, cogió un poco de maíz en sus manos y lo arrojó al suelo. Una gallina comenzó a mirarla, mientras que otra se acercaba al maíz en el suelo, tiró más maíz y más gallinas se acercaron a comer. Rápido sonrió y miró a Kara que se agachó a coger una de ellas.
—¿No te pica?
—No. Ella es Sara, la conozco desde que era un huevito. Saluda Sara— la gallina dio un cacareo.
—Hola Sara— dijo Lena.
La gallina volvió a cacarear y salió volando de las manos de Kara y paró en la cabeza de Lena. La pelinegra se quedó quieta, no sabía qué hacer, pero si estaba un poco asustada.
—¡No Sara, no! ¡No hagas eso!— Kara extendió sus brazos para alcanzar a Sara y bajarla de la cabeza de Lena. —Lo siento, siempre lo hace. Le gusta el cabello de la gente y el tuyo es muy bonito.
—Gracias— nunca nadie le había dicho que su cabello era bonito, y escucharlo de Kara la hizo casi sonrojar.
—Ven, vamos a ver si hay algún huevo— Kara soltó a la gallina y cogió a Lena de la mano para entrar al gallinero por los huevos.
Sólo lograron conseguir dos huevos y Kara los guardó en los bolsillos traseros de su overol. Llevó a Lena hasta los establos para enseñarle los caballos y después fueron al granero. Kara abrió una de las puertas para que Lena entrara con ella. La mayoría del espacio estaba cubierto por altas pilas de heno.
—Aquí es donde paso el día, cada vez que venimos.
Lena dio un par de vueltas viendo por completo el interior, pero no habían muchas cosas. Además del heno, varias cajas con verduras, algunas monturas y sogas colgando del techo.
—¿Para qué son las sogas?
-—Oh, esa es la parte divertida— Kara corrió hacia la escalera que estaba en una esquina y subió hasta lo más alto del granero.
—Vamos sube, te va a gustar— Kara cogió la soga más cercana, la agarró fuerte y con ella se lanzó hasta caer al vacío sobre la montaña de heno frente a Lena.
—¿Eso no es peligroso?— preguntó.
—¿No quieres intentarlo? Créeme estarás bien, ven.
—Bueno...— Lena desconfió un poco, nunca se había tirado de un lugar tan alto. ¿Y si se rompía una pierna?
—Tú solo agárrate fuerte de la soga y después te sueltas.
—¿Solo eso?
—Sí.
Lena miró hacia abajo, estaba muy alto. Pero de alguna forma confiaba en Kara, después de todo, ella fue la primera en tirarse y salió ilesa. Movió sus dedos buscando la mejor forma de sostenerse de la soga. No se había dado cuenta de que Kara se había colocado a su lado con otra soga.
—Lo haremos juntas. A la cuenta de tres. Uno. Dos. Tres.
Ambas saltaron al vacío, Lena no pudo evitar cerrar los ojos mientras descendía. Cuando sintió el heno debajo de ella los abrió lentamente. Kara reía a su lado.
—Tienes heno en el cabello— Lena llevó su mano hasta su cabeza para quitarlo, pero lo que consiguió fue enredarlo más en su cabello. Kara dio una risa cuando vio el caos sobre su cabeza.
—Espera te ayudo— cogió un poco de heno en sus manos y lo dejó sobre el cabello de Lena.
—Oye...— se quejó Lena.
—Perdón, es que me pareció gracioso. No lo volveré a hacer— Kara dijo cabizbaja. Lena también cogió heno y se lo arrojó al cabello de la rubia. Kara se sorprendió y ambas rieron.
—¿Quieres hacerlo de nuevo?— Lena animada preguntó y señaló hacia arriba.
—Sí.
Ambas abandonaron la montaña de heno y subieron. Lena que iba detrás de Kara se fijó que su ropa estaba manchada.
—Kara, tu...— señaló la parte trasera del overol, y la rubia rápido volteó a verse.
—Oh no, los huevos.

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☼ 𝐋𝐔𝐍𝐄𝐒 ☼ | 𝑆𝑢𝑝𝑒𝑟𝑐𝑜𝑟𝑝 𝐴𝑈
FanfictionUna pequeña Kara no encontró la oportunidad de decirle a su amiga Lena cuanto la amaba. Historia Corta SuperCorp/Karlena