Estamos sumergidos en ella.
Nos escondemos, tratamos de que sea lo más visible, y cuando lo logramos, es como estar en un paraíso gris, no hay nadie, no se escucha nada, solo estamos ahÍ, sentados y sin tomar importancia a nuestro exterior.
Dulce, gris, pero brillante ignorancia ¿Que haríamos sin ti?
No tomamos en cuenta lo que refleja nuestro frente, porque tomamos a la ignorancia como la base de todo, la tenemos ahí, a cada segundo, como un escudo que puede evadirlo todo y al mismo tiempo disuadirlo en nuestro interior como arena escapando de nuestros dedos.
Oh mi bella ignorancia, me alegra tanto tenerte conmigo, ¿Qué sería de nosotros sin ti? Apuesto a que los más débiles se defenderían, los despiadados se sentirían confundidos al expresar tan abruptamente sus emociones, e incluso los corruptos andarián contando sus verdades a los vientos frios de la noche...
Habría verdad, todo sería lucido, dulce y lucidamente... Putrefacto.
¿De qué nos sirves realmente? Por ti no nos expresamos como queremos, por ti nos alejamos, por tu culpa y beneficio no somos reeales, no somos... Nosotros
Espera... Ya lo tengo. ¿Cómo no lo vi antes? Es claro, aunque no tanto ya que no lo analizamos.
Nos libras de la pena, de la tristeza, de ese pánico a tener todos los ojos puestos encima de uno mismo como adefecio de circo, ahí estás, siempre estás, hasta en los ojos mas felices.
De verdad me sorprende que sigas ahí, después de tanto tiempo, aunque de cierta forma nos alegra, a mi me alegra aunque no lo doy a demostrar, porque estas en mi.
Aquí estoy ignorancia, tómame, y hazme todo menos lo que de verdad soy.