Líneas Unidas

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Especial AoKagaKuro: Mundo paralelo 2


Especial AoKagaKuro: Mundo paralelo 2

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Kagami Taiga no había sido criado convencionalmente. Agradecía a su tutora; Alexandra García, por el hecho de que nunca le vio por debajo, siempre le insto a levantar la mirada, a no menospreciarse.



Kagami Taiga había nacido doncel, en una familia en la cual esperaban un noble guerrero varón que les llevara a la gloria.



Pero eso no sucedió.





En cambio; según le había dicho la mujer, había sido dotado con fuerza, con valentía, con todas esas cualidades que cualquier guerrero mataría por tener. No era un fino doncel que se sentara a bordar manteles, y no es que fuera malo serlo, solo que Kagami tenía la opción de ser diferente, muchos otros no la tenían, debía hacerlo por todos ellos. Alex le instruyo desde pequeño a ser un guerrero, a la lucha, al combate y aunque no se le diera, al sigilo.



Taiga tenía muchos talentos, era bueno en la cocina porque también tenía su orgullo doncel.



El cómo llego al matrimonio con sus parejas fue... irrisorio, por decir lo menos.



Había conocido a Aomine Daiki a los 14 años, había sido el único varón de toda la escuadra de guerreros que no le menosprecio por quien era. Le vio a los ojos y blandió su espada con fuerza junto a él, como un igual.

Kagami le admiro y Aomine le devolvió la misma admiración de igual o mayor forma. Realmente no fue una sorpresa para su tutora el hecho de que pidiera su mano en matrimonio varios años después, cuando ambos ya eran caballeros renombrados, a la antigua; como se supone que debía de ser.



Aomine camino el largo pasillo que llevaba al trono de Seirin, donde el que en ese momento era el Rey; Kiyoshi, no dudo en sonreír y dar su bendición.



Kagami tenía dos opciones, ir a vivir al lado de su esposo al reino de Too, o quedarse en Seirin e ir y venir para verle. Se suponía que la esposa se quedaba donde su noble guerrero, pero Kagami no era una simple esposa. Más todos se sorprendieron cuando Aomine decidió quedarse en Seirin.



Un solo año después, sucedió la repentina muerte de Kiyoshi, el gran rey con corazón de acero. Indestructible, indomable.



Para ese entonces Kagami ya conocía al rey de Rakuzan, y por supuesto a su pequeño hermano. El único que estaba al tanto por supuesto del amor que el peli celeste le tenía a Kagami era por supuesto el moreno.



Si para el había sido un infierno hacerle notar que le quería a su lado, estaba seguro que el pelirrojo jamás se daría cuenta de que el pequeño hermano del rey le quería.



Sin embargo no noto cuando el joven príncipe comenzó a mover sus fichas. Por supuesto que Kuroko Tetsuya necesitaba un buen guardián y que mejor que un valiente guerrero no solo casado, sino que de su misma condición. Doncel.

Akashi Seijuuro y Furihata Kouki les pareció correcto que fuera Kagami quien le cuidara, mas ninguno de los dos sospechaba de las intenciones del príncipe.



Kuroko era solo medio hermano del par de gemelos, contrario a lo que la ley dictaba no se quedó con Seishiro cuando Seijuuro partió con a Seirin con su esposo a gobernar, así que llegaron juntos al reino.


Para Kuroko había sido amor a primera vista, los matrimonios entre donceles no estaba prohibidos, pero era muy difícil que tuvieran descendencia uno del otro debido a su casi nulo esperma, mas no imposible. Claro que Kuroko no sabía que Kagami no era un varón a pesar de parecerlo. Fue cuando vio su anillo en el dedo anular que lo supo, pero el daño a su corazón ya estaba hecho.



Fue un revuelo terrible cuando en medio de una conferencia con los reyes, Kuroko propusiera un duelo por el amor del pelirrojo.



Seijuuro no solo estaba en contra de esa unión por el hecho de romper un matrimonio, sino porque preparaba una unión con un pueblo vecino, Kuroko conocía muy bien a Kise Ryota, e intentaba que ambos congeniaran un poco más para unirlos, sino porque era su hermano pequeño, el consentido, temía muy en el fondo que el territorial de Aomine acabara con su vida.



Kagami por otro lado le había tomado gran cariño al peli celeste, tenían los mismos gustos, pasaban mucho tiempo juntos cuando el moreno llevaba las diligencias a otros reinados y ducados cercanos, por lo que de alguna manera ver como su moreno lanzaba espadazos que resonaban en medio de una sala hundida en el frio silencio contra quien consideraba su amigo, o un poco más; le lastimaba en alma.


Fue un descuido, no sabe de quién; pero piensa que quizá del moreno al ver su rostro de turbación por lo que sucedía, que de un golpe detrás de la rodilla izquierda del moreno, Kuroko le envió al suelo y le dejo con su espada en el cuello, misma acción que hizo que la propia espada del moreno acabara en el pecho del peli celeste.



—Es un empate— había declarado el rey Furihata



Kagami estaba más allá de la furia con ambos, por ceder a sus instintos y pelear como dos chiquillos por un dulce



—¡Váyanse ambos al infierno, no soy un juguete!—



Por supuesto que Kagami tenía sus propios pensamientos, hacerle pasar semejante vergüenza a él como guerrero. Tres semanas fueron las que el pelirrojo se la paso de mal humor sin hablar con ambos, hasta que una noche en medio de una acalorada pelea los tres acabaran con una habitación destrozada, gritos y un sexo que les dejo un terrible corto circuito.


Kagami dormía como bebe, lleno de marcas en todo su cuerpo, complacido en medio de la cama, mientras que un moreno lleno de arañones en la espalda y un peli celeste con mordidas en su blanquecían piel, se encontrasen sentados sin dirigirse la palabra.



— ¿Qué fue lo que sucedió Aomine -kun?—



—No tengo ni puta idea Tetsu—



—Seijuuro va a asesinarte...—



—¡¿A mí porque?! Por los dioses, tu hiciste esto y aquello con Taiga... su... su rostro mientras... maldita sea Tetsu... ¡Fue jodidamente erótico, te odio!—



El peli celeste por supuesto era un ávido lector de biblioteca, nadie sabía que no solo era un erudito en muchas ciencias, sino que desde que había sabido del matrimonio de esos dos, había investigado bien las artes del sexo entre tres personas.



—Kagami-kun... estaba feliz— dijo con una tenue sonrisa el joven príncipe, a sabiendas de que se había salido con la suya



—No me has ganado, pero voy a pasar por alto esto...— ganado o perdido, Aomine estaba dispuesto a compartir si podía volver a ver a Taiga de esa manera, no solo complacido, sino feliz porque ya no estaban peleando por su persona.



—No te preocupes Aomine-kun, mi hermano en es rey, nos permitirá casarnos—



Y así, en su actualidad, con ambos donceles de nuevo en cinta, un bebe a nada de empezar a caminar, sentían que su extraña relación había valido la pena. Y que las luchas, eran ganadas para asegurar un fututo para su extraña familia.

LINEAS PARALELASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora