24 de diciembre
Navidad.
Bueno Nochebuena.
Aunque no se siente como tal.
Por mucho que las calles huelan a "navidad" como diría mi madre.
Por mucho que la gente sea más amable y más bondadosa.
Por mucho que cientos de luces llenen las calles de Madrid.
Y por muchos adornos que hayan en todos lados.
Esta navidad no se siente como navidad.
Puede que sea por mi estado de ánimo últimamente, pero aunque ame la navidad, este año la siento diferente.
Rara.
Más triste.
Estamos en casa de la abuela, mis tías están alrededor de la isla de la cocina, con unas copas de vino, seguramente mi tía Adelaide debe estar criticando que llevo pantalón y no vestido, que llevo un jersey violeta ajustado de Sam y no una "bonita" blusa y que llevo zapatillas y no unos tacones o unas absurdas bailarinas.
Mi tía Luna, la más pequeña de las tres hermanas, seguramente le estará diciendo que me queda bien lo que llevo puesto y que no me critique.
Es predecible.
Casi siempre acierto.
Mi madre en cambio está bebiendo de su copa sin prestarles atención, a mi madre le gustan tan poco como a mí estas reuniones familiares, aunque sea Navidad, ama a su familia y esas cosas, yo también, pero estas cenas son lo peor, papá las hacía más amenas pero desde que trabaja en Galicia viene poco, y hoy iba a venir pero han cerrado la parte de Coruña donde él vive y trabaja, por culpa de una ventisca y posibles nevadas.
-¡la cena ya está! - aparece la abuela con una gran bandeja y la pone en el centro de la gran mesa- Evi cariño ¿me ayudas a traer las guarniciones a la mesa? - pregunta
Odio que me llamen "Evi".
Lo odio.
La única que tiene permiso para llamarme así es la abuela.
-claro abuela- sonrio guardando el móvil en mi bolsillo y me levanto del sillón para ir a ayudarla
Ponemos los platos rebosantes de comida en la mesa y tomamos asiento mientras esperamos a los demás.
Mamá, Adelaide y Luna se sientan en sus sitios de siempre.
Bruno y Anne se sientan a mi izquierda y mi derecha respectivamente.
La abuela se sienta presidiendo la mesa, como si fuese la matriarca de algún tipo de película sobre la mafia italiana.
Aunque claro.
Mi abuela es más buena que el pan.
Así que esa comparación no es demasiado factible realmente.
Mi primo Álex, se sienta delante mío y su hermano Caleb a su lado, justo delante de Anne.
Álex tiene cinco años más que nosotros y es mi primo favorito, no me escondo.
Me enseño a jugar a videojuegos porque Bruno no sabía y también me enseñó a atarme las zapatillas de cordones, a jugar a fútbol y a contar los peores chistes del mundo.
Todas las cosas que mi padre no pudo hacer porque trabajaba y que Bruno tampoco me podía enseñar porque él tampoco sabía hacer.
Y siempre viene a mis obras.
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16 ツ
Teen FictionEva acaba de empezar el segundo y por lo tanto el último año de bachillerato de arte dramático en el IES Galera, y su profesor decide montar números musicales en las que ellos acompañarán las obras semanales de los alumnos de último año de secundari...