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SeungMin no se sorprendió cuando vio a una Roja esperando por él, vestida del color de la sangre y con la insignia de una corona tricolor sobre su pecho, justo donde el corazón reposaba.

Una sirviente de la realeza, SeungMin había fallado en confeccionar un atuendo para un integrante de la familia real, decepcionó a su maestra perdiendo de igual forma su empleo y en lugar de sentir miedo una profunda pena inundó su pecho. Si alguna vez pensó que su vida podría ir relativamente bien, ahora un balde de agua fría caía en sus hombros. 

No prestó especial atención a lo que sucedía a su alrededor siquiera, la chica se presentó y le dijo un par de palabras, las cuales cayeron en oídos sordos. SeungMin fue escoltado por la Roja, haciéndole caminar a través del mercado para después desviarse y entrar por una puerta que a simple vista parecía una pared sólida.

Debido al esfuerzo que había realizado por la mañana y la caída provocada por su ex maestra, los músculos de SeungMin parecían no querer cooperar más, incluso cargando una pequeña mochila telas e hilos su espalda baja punzaba de dolor cada vez que daba un paso, su muñeca tampoco estaba mejor. La chica que lo acompañaba notó eso y se ofreció en ayudarle, sin embargo la Roja ya cargaba con el traje a medio hacer y de todas formas SeungMin creía que el dolor era un buen castigo por sentirse confiado en su antigua posición como aprendiz.

Pronto se encontraron bajando un tramo de escaleras, e inevitablemente SeungMin tuvo que aceptar ser la ayuda de la chica al no soportar el dolor. Para cuando llegaron al final de dichas escaleras la frente del Rojo estaba perlada de una fina capa de sudor, SeungMin incluso sentía que en algún momento terminaría vomitando debido al esfuerzo, era increíble pensar que incluso de esa forma tenía que seguir adelante y trabajar, porque a los Plateados no les gustaba no conseguir lo que deseaban.

—Lamento mucho que te encuentres así de mal, pero debemos apurarnos, —la chica quitó la mochila de los hombros de SeungMin y la colgó en su propio cuerpo. —Mañana es un día realmente importante y el que tu maestra no avisara hasta el último momento que sería un traje a la medida complica las cosas.

—Lo siento, continuemos. —SeungMin agradeció al sentir la carga fuera, y limpió su sudor con el dorso de su mano. Aferró su mano buena al brazo de la chica, mientras que la otra yacía reposando ligeramente sobre su estómago y con pesar obligó a su cuerpo a colocarse en una posición recta y caminar.

Ahora se encontraban en una especie de túnel, con pequeñas luces que apenas si eran suficientes para ver nada, la tuberías sobre su cabeza zumbaban llenas de agua y electricidad.

— ¿Qué hiciste para terminar así? Te ves realmente mal, no creo incluso que puedas trabajar, —preguntó la chica, con la voz cansada. 

—Gajes del oficio, —SeungMin dijo, no queriendo conversar sobre ello. Creyendo así que de alguna forma el dolor pasaría a un segundo plano. — ¿Qué dijo Yoon sobre el traje? ¿Por qué es tan importante?

—No mucho, soy una Roja después de todo, —la chica suspiró. —Solo unas palabras para el rey en forma de disculpa por tomarse el atrevimiento de tomar dicha decisión al último minuto. Aunque de todas formas el príncipe gusta de vestir prendas únicas y tener un traje hecho cien por ciento a su medida por uno de los mejores costureros de Yoon HeeSeok es algo que realmente puede gustarle.

No debía sorprenderse tanto, lo sabía. Pero joder, ahora estaba muy claro que a donde se dirigían era al Salón del Sol, SeungMin jodidamente iba a poner sus pobres y manchados pies en el palacio real. Y peor aún, ¡iba a trabajar directamente con el príncipe!

Plateado ·HyunMin· [M-preg] ¡¡EN PAUSA!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora