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Pensar en la guerra era igual a imaginar el futuro lejano que se avecinaba, tal como una segunda o tercera opción de vida para un chico con sus habilidades.

Aunque en el punto de vista de SeungMin todo era muy absurdo, porque eran años los que se llevaban en disputa, tantos que la palabra guerra no parecía ser la correcta para nombrar aquella lucha llena de destrucción. Sin embargo, no había mejor forma de describirla.

A SeungMin le enseñaron que todo empezó por las tierras, Lakeland esta plagado por tierra plana y fértil, bordeada por inmensos lagos a reventar de peces, muy diferente a Norta con sus paisajes de colinas rocosas cubiertas por bosque. Por lo tanto, sus terrenos de cultivo apenas y eran capaces de alimentar a sus habitantes, incluyendo a los poderosos Plateados. Quiénes sintiendo la tensión del asunto tuvieron como consecuencia al rey declarando la guerra, comenzando un conflicto donde ninguna parte podía salir ganadora.

Por su parte el rey Lakelander, otro Plateado, respondió del mismo modo, con el pleno apoyo de su propia nobleza. En busca de hacerse con los ríos propios de Norta, querían poder tener acceso a un mar que no se congelaba a mitad de año y los molinos de agua que salpicaban de electricidad a su país. SeungMin se atrevía a decir que aquellos molinos eran quienes fortalecían a Norta, capaces de producir suficiente energía para que incluso los Rojos pudieran obtener algo de esta. Fortaleciendo así lo rumores que corrían acerca de las ciudades más al sur del país, cerca de la capital, Archeon, donde vivían Rojos con habilidades increíbles, capaces de crear transportes terrestres, marítimos y aéreos, al igual que cualquier tipo de arma destructiva que los Plateados pudieran desear, como si sus dotes mágicos no fueran suficientes.

SeungMin aún recordaba a su profesor diciendo con orgullo que Norta era la luz del mundo, una nación compuesta por gran tecnología y poder, y que todo lo demás, como Lakelands o el sur de Piamonte, vivia en la oscuridad. Cosa que hasta cierto punto era cuestionable de saber para un simple Rojo que impartía clases en una ciudad tan perdida como lo era la suya. Había dicho de igual manera que tuvieron suerte de nacer en Norta. Suerte. Ja, SeungMin hubiera reído en su cara si la oportunidad apareciera.

Porque no importaba su electricidad, la comida Lakelander, sus armas, nada tenía total relevancia cuando no existía ninguna ventaja de una nación sobre otra. El campo de batalla estaba plagado por oficiales Plateados y soldados Rojos, luchando con habilidades y armamento, escondiéndose detrás de un escudo de miles cuerpos Rojos caídos en combate, como su hermana. Era una lucha que debió acabar un siglo atrás pero lo único que lograban realizar era prolongarla por más tiempo.

Cobrando vidas inocentes, obligando a las personas a buscar una salida fácil de aquel desastroso destino. Tal como JiSung.

No importaba que tanto lo pensará, SeungMin solo podía llegar a la misma conclusión. Aún si estaba en desacuerdo con el camino elegido por su amigo, sabía que ser viendirne* de un Plateado era mucho mejor futuro que correr por campos llenos de muerte, y que si el destino jugaba por única vez bien a su favor, existía la mínima posibilidad de un reencuentro entre ellos.

Pero mientras el mundo no cambiará y los Rojos siguieran siendo objeto de esclavitud, a SeungMin no le quedaba de otra más que seguir soñando, pincharse los dedos por tejer y bordar suaves telas para los nobles Plateados.

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Para la desgracia de SeungMin los cortos tiempos de nieve pasaron a convertirse en una potencial tormenta. Obligándolo a quedarse nuevamente un día más en casa, como un punto a favor es que Lady Yoon había sido suficiente precavida dejándole trabajo que abarcará por lo menos durante tres días y ahora su pequeña habitación estaba a rebosar de retazos de tela, todos sobrantes de camisas, chaquetas, vestidos y pañuelos de seda y satín.

Plateado ·HyunMin· [M-preg] ¡¡EN PAUSA!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora