XIX

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2019, Nidhogg

Los cuerpos estaban irreconocibles, la enorme mansión de Ruben Cohen parecía una carnicería. Todos los lujosos tapices estaban manchados con sangre, en la alfombra persa estaban los restos de una mujer... Habían dos cuerpos pero las pruebas genéticas dictaban a la presencia de un tercer individuo en la habitación. El agente Seed se encontraba inspeccionando ese cuadro de brutalidad y crudeza, las pruebas que escondía entre las paredes de su casa eran suficientes para encarcelar a ambas personas masacradas en este lugar. —El señor aún respira... La señora está demasiado debilitada. Los subiremos a las ambulancias, hasta pronto agente— dijo el paramédico, como respuesta el agente solo pudo asentir. ¿Qué habría pasado aquí? —Necesito otro examen de sangre y hay que compararlo con los individuos que tenemos en el registro de delincuentes. Debemos empezar por algún lado, ¿ambas personas aquí eran socios de la Dra. Caum?—  preguntó a su colega más cercano —Así es, aunque no sabemos el paradero de la doctora. La reunión que tuvo cabida aquí fue anticipada de alguna forma por el perpetuador. Usó según el departamento de balística un revolver largo Smith & Wesson de calibre 44. Se cree que habrá conocido la propiedad para entrar con facilidad... —¿O probablemente haya sido invitado a la reunión?— interrumpió el agente a su compañero, observando detenidamente esa mancha en la esquina de la alfombra —También puede ser— el oficial Seed asintió sin despegar su mirada un solo segundo de aquella particular mancha. Se podría decir que estaba observando un cuadro grotesco de arte, era la forma kármica del vivir lo que había efectuado con tanto afán la necesitada justicia. Misma que fue privada de tantos seres en busca de ella. —¿Ya acudieron a la mansión Caum? La doctora debería estar en la ciudad— musitó Seed con seriedad —Ya lo hemos hecho pero no hay rastro de ella, parece que se la pudo haber tragado la tierra.— nuevamente el agente asintió y trago saliva —Necesito el expediente de la desaparición de Alessa Remart— intervino el oficial como si estuviese haciendo conjeturas —no comprendo, señor, ¿qué tienen en común la doctora Remart con este ataque?— el sorpresivo cuestionamiento de su compañero consiguió que el agente estuviese alerta —es una intuición. Aquí dice, de acuerdo al testimonio de Abel... Mejor amigo de la desaparecida, que vió a una mujer de cabellos oscuros y de estatura promedio acercarse a la doctora Remart. Vestía un atuendo discreto con un gorro de invierno color café... También dice que en su cuello colgaba una especie de guardapelo con figura de reptil. Un dragón quizá, y que en su brazo izquierdo había un pequeño tatuaje de una v invertida, mismo símbolo que utilizaba en el anillo de su mano diestra. ¿Qué encontramos en el cuerpo de la mujer de esta escena?— interrogó a su compañero alzando las cejas —encontramos un tatuaje en el antebrazo de su brazo izquierdo con la descripción que usted dijo, una v invertida. En su mano derecha, en el dedo mayor encontramos un anillo con el mismo símbolo y el collar tenía un dragón tallado— respondió el joven sumamente sorprendido por la capacidad de su superior —¿De qué color está el tallado? ¿Negro, plateado o verde?— el joven oficial no entendía del todo esa enorme astucia del agente Seed —los tres...— el agente asintió y volvió sus ojos a la mancha en la alfombra. Sin evitarlo más, caminó directamente hacia allí, flexionó sus rodillas para aproximarse un poco más y poder percibir ese avejentado color de sangre acompañado con ceniza de leña de la chimenea. Con un hisopo, tomó una muestra de allí, inclinándose más de la cuenta para observar esas partículas de ceniza formar un camino de la chimenea de ladrillos a la alfombra, uno de los atizadores de hierro estaba en cerca de la mesa de vidrio que ahora era solo polvo.
El agente suspiró detenidamente, se puso de pie y camino con cuidado a la ventana de la habitación, la esquina de la parte superior del estante de la chimenea estaba húmedo, como si una bebida fría hubiese estado allí o una mano congelada. Seed se posicionó allí, frente a ese rincón de bebidas alcohólicas con tres vasos de whisky usados, un cuadro vaso se encontraba en el piso agrietado. El agente dió tres pasos, los que se necesitaban para llegar a la zona de los atizadores. El propio agente sujetó un atizador y lo metió directo a la chimenea... Movió unos leños y sacó deprisa el mismo, esparciendo en la salida las cenizas; la ruta de la inercia del atizador guiaba a la mano derecha a emprender el camino, específicamente a una silla donde la mujer se encontraba sentada, confiada de que nada sucedería. El agente Seed se había imaginado el momento, unos centímetros de fallo logró evitar una muerte instantánea a la psicópata de Ronit Feld. Y una vez que la silla se cayera con todo y la mujer, Cohen pareció alterarse y arrojó el vaso de whisky a la persona, con puntería extraordinaria logró herir a la persona en alguna parte de su cuerpo.

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