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Hoy es el día anual de la familia Styles para el sorteo de Santa y a
la vez la fiesta de boda de Kristina.

Y dado que la fiesta está siendo lanzada en la casa de los Styles, eso
significa que tengo que ver a Harry nuevamente.

Estoy dando los toques finales a mi atuendo, un vestido recto
simple que conseguí en una venta el año pasado, cuando Paisley se
acerca y me sonríe al ver mi reflejo en el espejo.

—Te ves tan bonita, mamá —dice.

Me doy la vuelta con la misma emoción en la garganta cada vez que
ella dice algo así.

—Tú eres la bonita —le digo—. Ahora ven aquí.

Ella lo hace.

Su cabello rubio cae en un lío salvaje de rizos alrededor de sus
hombros y sus brillantes ojos azules tienen una inocencia que casi espero
que nunca pierda. Que nadie nunca se la robe o se la atenúe.

—¿Vas a ser buena con la señora Williams?

Ella frunce los labios y se encoje de hombros levemente.

—Supongo que sí. Si no puedo ir.

—Me gustaría que pudieras —le digo
—. ¿Pero recuerdas lo que te
dije que tenemos mucho que hacer para ayudar a Kristina en la boda?

—Sí.

—Bueno, esto es parte de eso. Así que necesito que pases algún
tiempo con la Sra. Williams hoy, luego cuando llegue a casa esta noche,
iremos a ver esa película que querías.

—¿De verdad?

—Sí, de verdad. Ahora vamos. Llegaremos tarde si no nos vamos
ahora.

* * * * *

La casa Styles está llena de unos cuantos tíos y primos ansiosos
cuando llego para ayudar a configurar las cosas.

Quiero decir que no estoy para nada sorprendida de ver a Harry
sentado en la misma isla de la cocina con su padre, asimilándolo todo.

Esperarías que desaparecieran mucho antes de que el ejército de mujeres
cayera, pero supongo que han decido ser valientes.

Harry no dice nada cuando entro, pero puedo sentir sus ojos sobre
mí mientras arreglo las decoraciones.

Cuando entro al garaje para agarrar otra caja, decide
arrinconarme. De nuevo.

—Tenemos que hablar, Pepper.

—¿Nosotros? —pregunto—. ¿Tienes una sugerencia para el sorteo
secreto de Santa? ¿O tal vez para la fiesta de boda de Kristina?

Me fulmina con la mirada y cruza sus brazos sobre su musculoso
pecho, sacudiendo la cabeza. Como si yo fuera la ridícula. Como si
estuviera totalmente de acuerdo con que él simplemente entrara bailando
en mi vida después de cinco años y esperara que yo lo dejara todo para
reacondicionar la historia antigua.

—¿Por qué estás viviendo aquí? —pregunta—. Habría esperado que
ahora estuvieras en un ático en el centro.

La ira y el pánico se alzan dentro de mí, al saber que él sabe dónde
vivo. Y me pregunto qué más sabe. Y quién se lo dijo.

—De nuevo, no es asunto tuyo —respondo.

—¿Qué hay de tu familia? —presiona—. Noté que ya no viven en tu
antigua casa también.

—Se mudaron —respondo—. Hace un tiempo.

Puedo decir que hay más preguntas en la punta de su lengua. Pero
yo lo corto mientras me dirijo a la puerta.

—Ahora, si me perdonas, tengo una fiesta a la que asistir.

NAVIDAD EN FAMILIA H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora