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Es la noche de la iluminación del árbol en la ciudad. La que Kristina
y Brenton decidieron que sería su despedida de solteros combinada con
la fiesta de bodas.

Es una gran idea, pero también significa que tengo que ver a
Harry. De nuevo.

Y pretender que no significa nada para mí. De nuevo.

Cada vez es más difícil mantenerse al día con esta farsa. Cada vez
es más difícil determinar si realmente estoy haciendo lo correcto
manteniendo la boca cerrada. Sobre Paisley. Sobre todo.

Me gustaría creer que él ha cambiado. Pero la realidad y la fantasía
son dos cosas muy diferentes.

Y cuando aparezco y le veo de pie al otro lado de la habitación, con
una de las damas de honor, el enojo que arde dentro de mí proporciona
alguna validación.
Harry es el mismo hombre que siempre ha sido.

Eso es lo que me digo a mí a misma cuando me acerco a Vincent y
le brindo mi sonrisa pulida. La misma que mi madre me hizo practicar
frente al espejo hasta el punto del agotamiento cuando era más joven.
Harry lo sabe también. Y odio eso.

Cuando lo veo mirándome,
frunciendo el ceño. Porque él sabe que es falsa.

Él sabe todo sobre mí. Y puedo fingir tanto como yo quisiera, pero
no hay forma de engañarle a él.

Aparentemente, tampoco ha engañado a Vincent.

Porque él está mirándonos de refilón a los dos ahora, a Harry y a
mí, como si de pronto todo tuviera sentido.

Yo miro al suelo y me odio a mí misma un poco por eso.

—Lo siento —le digo—. Es complicado.

—¿Lo es? —pregunta—. Porque a mí me parece bastante sencillo.
Tenéis una historia juntos.

—Sí —respondo.

—Así que supongo que la respuesta es —dice Vincent—, ¿se
repetirá la historia?

—No. —Sacudo la cabeza enfáticamente—. Definitivamente, no.

Vincent suspira, como si yo estuviera engañada. Probablemente
tenga razón.

—Realmente me gustas, Pepper —me dice sin rodeos—. Creo que
lo he dejado bastante claro hasta ahora. Pero sabía que algo te estaba
frenando. Y si es este tipo, entonces creo que debes averiguar si realmente
hay algo allí. Para que puedas ser feliz, o puedas seguir adelante. Te lo
mereces mucho.

—Ojalá fuera así de fácil —le respondo.

—Lo es —me dice—. A las mujeres les gusta complicar
malditamente todo. Pero si quieres saber si aún hay algo allí, solo hay
una manera de averiguarlo.

—¿Qué quieres decir?

Él tira de mí en un abrazo y me sostiene mucho más de lo que
podría considerarse amistoso. Sus manos están en la parte baja de mi
espalda y sus labios en mi oído. Y de alguna manera, simplemente lo sé,
él está mirando por encima de mi hombro, haciendo contacto visual con
Harry, mientras susurra en mi cabello.

—Definitivamente hay algo allí —me dice—. Ahora déjame
establecer el resto de las bases.

* * * * *

Durante el resto de la noche, Vincent hace lo que prometió.

Mientras estamos cenando, me toca constantemente. Susurrando
en mi oído. Recordando las veces que estuvimos juntos y haciéndolas
sonar completamente desproporcionadas.

Pero sea lo que sea que esté haciendo, parece estar teniendo el
efecto deseado en Harry.
Está melancólico y enojado.
Y no me ha quitado los ojos de encima durante toda la noche.

Antes de la fiesta real, las mujeres se reúnen en la suite del hotel
que Kristina ha reservado en la ciudad y se visten con el atuendo
solicitado.

Ante la insistencia de Kristina, toda la boda será de temática
navideña. Lo que significa que esta noche, ella y Brenton estarán vestidos
como el señor y la señora Claus, mientras que el resto de nosotros iremos
como los pequeños ayudantes de Papá Noel.

Nos dirigimos abajo para ver la iluminación del árbol y desde allí
tomaremos una limusina para hacer varias paradas a lo largo de la
ciudad. Al menos, ese es el plan.

Antes incluso de hacer todo eso, Kristina tira de mí a un lado.

—Así que tú y Vincent, ¿eh?
Me muevo incómoda, y Kristina no se lo pierde. El silencio se
extiende entre nosotras, y no estoy muy segura de qué decirle.

—Harry ha estado actuando raro también —señala.

Mis ojos vuelan hacia ella, y ella tampoco se pierde el pánico de mi
cara. Me las he arreglado para ocultar mucho de ella a lo largo de los
años, pero ahora hay verdaderas sospechas en sus ojos.

—¿Sucedió algo entre vosotros dos? —presiona

—Kristina…

—Siempre me pregunté —me interrumpe—. Por qué ni siquiera ha
preguntado por ti en los últimos cinco años. Por qué no te ha visitado.

Sé que no es su intención, pero sus palabras son como un cuchillo
cortándome. Recordarme que es realmente cierto. Siempre hubo una
pequeña parte de mí que esperaba de él que al menos hubiera preguntado
sobre mí. Que él se hubiera preguntado sobre mí.

Pero ahora está confirmando lo que siempre supe que era verdad.

Él no se ha preocupado en absoluto.

Hasta ahora. Cuando hay otro hombre. Entonces, él piensa que
tiene el derecho a actuar como si le importara.

—¿Pepper? —presiona Kristina—. ¿Vas a contestarme?

—No sé qué es lo que quieres que diga —digo bruscamente. Y de
inmediato me siento culpable por ello.

Trato de pensar en algo para salvar esta conversación, pero el daño
ya está hecho. Kristina ya puede decir que le estoy ocultando algo.

—¿Fue por ese tipo de la fiesta? —pregunta Kristina—. ¿Porque te
liaste con él y quedaste embarazada?

—No. —Niego con la cabeza.
Esa fue la mentira que le dije. La mentira que dije a todos. Que el
padre de Paisley fue solo un chico cualquiera que jamás había conocido
antes. Lo que era mejor que la verdad.

Que era su propio hermano. El
mismo chico que amé toda mi vida. El mismo chico que me abandonó tan
pronto como él finalmente actuó sobre los sentimientos entre nosotros.

—Siempre supe que te gustaba Harry —dice Kristina—. Tendría
sentido si él se cabreó por ello. Pero realmente, ¿qué podía esperar? No
es como si él hubiera hecho alguna vez algo al respecto.

—Cierto —miento—. Pero realmente no creo que tenga nada que
ver con eso. Estoy segura de que solo es un tío. Ya sabes, estas fiestas y
esas cosas, no son realmente lo suyo.

—Supongo. —Kristina se encoje de hombros—. Pero ha estado
actuando raro desde que llegó a casa.

Ella se ve triste y me siento culpable. Así que la tomo de la mano y
la saco de sus pensamientos.

—Hey, se supone que esta noche es todo sobre ti —le digo—. Así
que vamos a salir y mostrarles a estos chicos los trajes más hermosos
que hayan visto nunca.

Kristina mira su reflejo en el espejo y asiente.

—¿Verdad? Nos vemos excepcionalmente bonitas.

—Brenton no sabrá qué lo golpeó —le digo.

—Tampoco lo harán Harry o Vincent. —Ella me guiña el ojo.

NAVIDAD EN FAMILIA H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora