Krista Mikaelson no es una persona conocida por abrirse con facilidad en cuanto a sus pensamientos se refiere, sino al contrario, pues ni su propia familia puede descifrar con claridad lo que pasaba dentro de su fragmentada cabeza, sobre todo tras l...
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xviii. Kings and Queens
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Después de disfrutar una encantadora velada, volvieron al edificio donde residían buscando descansar de tan ajetreado día, subieron las escaleras hacia a su piso encontrándose con Kate, una vecina de ambos que trabajaba como enfermera. La chica se hallaba charlando por teléfono cuando ambos la saludaron y ella les devolvió amablemente el saludo antes de colgar la llamada.
-Era mi tía, tiene insomnio-comentó sujetando una canasta de ropa contra su pecho que seguro llevaba a la lavandería.
-Un buen té de manzanilla siempre es bueno-recomendó Krista insertando una llave en el cerrojo de su departamento.
-Gracias por el consejo-agradeció Kate a lo que la híbrida como respuesta se limitó a asentir puesto que se encontraba concentrada en abrir su puerta, sin embargo, pudo notar por el rabillo del ojo las miradas furtivas entre su amigo y la rubia. Una braza de ira enardeció su pecho apoderándose de ella desembocando que abriera la puerta con fuerza azotándola contra la pared y sobresaltando a los rubios ante el fuerte ruido.
¿Que demonios le había pasado? No era una mujer de impulsos para actuar de esa manera por nada.
¿La interacción entre ambos fue el detonante? No, no era nada que le afectara, si querían coquetear descaradamente en su cara, era su problema.
Bueno, tal vez si fue el motivo de su arrebato.
-Maldita sea.
-Si que eres fuerte-comentó Kate con asombro.
-Un poco...-susurró la híbrida.
Steve se aproximó a ella y acarició su mano con delicadeza, los sentidos de Krista se estremecieron ante el contacto, pero supo disimular-¿Estás bien?
