Krista Mikaelson no es una persona conocida por abrirse con facilidad en cuanto a sus pensamientos se refiere, sino al contrario, pues ni su propia familia puede descifrar con claridad lo que pasaba dentro de su fragmentada cabeza, sobre todo tras l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✿·━━━━━━━━※━━━━━━━━·✿
xlvii. Wonderwall
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
✿·━━━━━━━━※━━━━━━━━·✿
New York
Cordelia arrancó una hoja de papel de su cuaderno, la arrugó entre sus manos y la arrojó de mala gana contra la pared de su habitación-Levi ¿Puedes recogerlo y echarlo en la basura?-La papelera de su habitación se encontraba exactamente a un lado del escritorio donde se encontraba sentada y bien pudo ubicar el papel ahí como una persona normal pero la frustración que traía contenida desde hace días la llevó a cometer ese típico acto dramático que solía ver en las películas.
El pequeño robot metálico alargado de color verde, se traslado desde su esquina y con una pinza integrada en la parte trasera recogió la bola y la colocó en su debido puesto. El androide para la limpieza que había creado en el laboratorio hace un par de semanas en compañía de Tony era una de sus mejores invenciones hasta ahora, el próximo en su lista sería uno que hiciese la tarea tal como Hope se lo había suplicado con su interminable montaña de trabajos escolares.
¿Que se sentiría ir a una escuela normal, repleta de alumnos y maestros? Ella desconocía la respuesta, su educación se cimentó por los tutores privados que Klara contrataba para que no saliera de las paredes de su hogar en Inglaterra. Tenía pensado pedirle a la francesa que le permitiera ir a la universidad como una joven normal pero Los Vengadores llegaron a su vida y prefirió la vida de acción a la monotonía de una carrera en literatura o robótica que eran sus principales opciones.
La bruja bufó recostándose contra el respaldar de la silla ojeando su libreta de cuero celeste que Aurora de Martel le regaló a los once años cuando la descubrió escribiendo en viejas hojas del despacho de Tristan, uno de los pasatiempos favoritos de la rubia era sin lugar a dudas la escritura, dar rienda a su increíble creatividad plasmándola en papel como si el lápiz fuese un pincel con el que dibujaba un nuevo mundo gobernado por ella y su imaginación. Klara y Aurora en su momento fueron las únicas que conocieron dicha afición pero ninguna leyó su trabajo, Klara detestaba la lectura pero eso no implicó que dejara de apoyarla a su manera.
