Capítulo 37

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T/N

Duele..

Hago una mueca, sintiendo al ardiente pavimento en mis pies descalzos, pero ese pequeño dolor no tiene comparación con el que siento dentro de mí.

Fui tan idota.

No puedo dejar de llorar, no puedo detener las lágrimas y eso solo me hace sentir aún más patética. Creí que esta vez sería diferente, de verdad me lo creí ¿Cómo pude ser tan estúpida? El diría lo que fuera para meterse dentro de mis pantalones, eso era todo lo que él quería, usarme y darme una patada al día siguiente, ¿Cómo es que lo deje hacerme esto otra vez?

Su sonrisa genuina invade mi mente, como conversamos y reímos ayer en su cama jugando ese estúpido juego, lo que hicimos después.

Confié en el.

Y el tomo esa confianza y la destrozo frente a mis ojos, junto con mi corazón.

De verdad él es un experto en hacerme daño.

Recuerdo claramente cuando desperté y lo busque, pensando que había ido por desayuno. Estaba apunto de bajar las escaleras y lo escuche hablar con Claudia.

Dile que tuve que salir y que no vuelvo hasta tarde. Dile que se vaya a su casa.

El ni siquiera tuvo la decencia de enfrentarme y decírmelo en la cara, yo no era tan importante. Solo mando a su servicio a deshacerse de la chica que uso en la noche.

Payton tiene la habilidad de hacerme sentir especial y como la chica más afortunada del mundo, pero también puede bajar mi autoestima y pisotear mi dignidad con tanta facilidad.

Él puede hacerme daño como nadie pero es mi culpa por darle ese poder sobre mí. Él sabe que estoy loca por él y lo usa para aprovecharse como el idota que es. Pero ya no más, todo este tiempo no he querido sacarlo de mi vida enserio, le he dado oportunidades creyendo en sus ojos y teniendo la esperanza de que haya algo bueno detrás de su fachada.

Ya no más.

Al llegar a la puerta de mi casa, me sorprende ver a Oli en la entrada tocando timbre. Lleva puesto un vestido holgado de verano, con sj largo cabello rubio en una cola y lentes de sol, se ve impaciente, sé que odia el calor.

Trato de hablar y llamarla pero no puedo, siento un nudo en la garganta y aún más ganas de llorar. Mis labios tiemblan cuando se voltea y me ve.

-Se quita los lentes y aprieta su cara en preocupación. Ella se apura en llegar hasta mí y me tomo por los hombros-   ¿Qué paso? ¿Estás bien?

Solo me las arreglo para asentir.

Dios, vamos adentro.

En mi cuarto, no me molesto en contener mis lágrimas, ya no más. Me ruedo hasta estar sentada en el piso contra la pared, y lloro. Oli se sienta se sienta a mi lado, sin decir nada, solo se queda ahí y eso es todo lo que necesito. No necesito palabras de aliento, solo necesito que este ahí, a mi lado.

Necesito dejarlo salir todo, necesito arrancarme este dolor del pecho y siento que llorando puedo exteriorizarlo, puedo sacarlo para que nunca más vuelva a doler de esa manera.

A través del cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora