parte uno

7.6K 445 25
                                    

No hace mucho que Peter comenzó a sentirse mal. El muchacho, tan terco como siempre, se encerraba con la idea de que no era nada grave, sino las consecuencias de trasnocharse con las patrullas a la ciudad, en el taller con Tony o con Bruce y sus prácticas.

Nada malo, por supuesto, porque si se quedaba dormido en cualquier lugar, bueno, era por las desvelada; si una que otra vez vomitó alguna comida, no es como si Visión sea un as en la cocina; y los mareos... quizás sus rendimiento estaban un poco mal por la combinación de ambas: el poco tiempo de sueño y su mala alimentación.

No había de qué preocuparse.

O eso era lo que repetía cada que alguien se atrevía a comentar sobre su estado de salud diciendo que era mejor verse porque, ¿Spiderman con gripa? Eso era imposible. La leve calentura sí debía significar algo, mucho más los dolores de cabeza o que últimamente estaba fuera de sí.

La última vez en una batalla, hace pocos días, Peter había estado tan desconcentrado, que los malos se habían agarrado de él para casi vencer al grupo de Vengadores. Peter no se sentía bien, era de esperarse, pero verle así, saltando de aquí a allá sin saber qué hacer, era tan... Se había justificado diciendo que estaba volviéndose loco, ya que toda la zona de guerra para sus sentidos (que no parecían funcionar bien) significaban peligro, y no peligro de «Ve, defiende la ciudad», sino peligro de «PELIGRO» en color neón. Así que, valiéndose de su sentido arácnido que nunca se equivocaba, terminó alejándose de la pelea.

Al regresar se había ganado un sermón de Fury por abandonar la batalla luego de trazaron un plan con anterioridad y que él tenía una parte importante que cumplir. Con mucho sueño, Peter prometió que no volvería a suceder, pidiéndole disculpas a él y al resto de equipo, a los que Peter tuvo que callar diciendo que estaba bien y que no lo molestaran.

Hasta que, en medio de una reunión con Fury y otros tipos, comenzó a sentirse mucho peor que días anteriores, y lo dejó ver cuando se levantó con torpeza de la silla y, con tan solo dar unos pasos, acabó desmayándose.

*

Por esa razón Tony Stark se encontraba caminando de un lado a otro esperando que Peter despertara. No hacía más de cuatro horas del incidente, pero el hombre estaba ansioso y necesitaba escucharle decir una bobería.

Otras cuatro horas más tarde, siendo algo de las nueve de la noche, el doctor que estaba atendiendo a Peter salió de la habitación para decirle que ya había despertado y que se encontraba bien. No era grave, o eso era de lo que Peter había intentado convencerle, pero unos análisis no caerían mal.

—¿Ha presentado síntomas extraños?

—Sí.

—No. —Peter miró con mala cara a Tony—. No, doctor.

Como el doctor Nawzaradan no se valía de la respuesta de su paciente, se quedó con la vista fija en Stark. Tony miró de reojo a Peter y este le seguía mirando mal, amenazándole con los ojos por si decía algo. Tony carraspeó.

—Sí -asintió, y su doctor también—. Cualquier síntoma sería extraño viniendo de un súper hombre, ¿verdad? —El Doctor volvió a asentir, con su bolígrafo en mano y sus papeles. Peter seguía mirándole mal—. Ha estado teniendo mareos, un poco de calentura, vomita la comida...

—¿Solo eso?

Tony miró a Peter y Peter suspiró.

—Me siento raro —confesó—. No se me antoja la comida, y aunque estoy empezando a dormir a mis horas, siento que el cansancio crece —contó, y Tony apretó su mano, muy preocupado—. Mis poderes... —habló con un poco de timidez— están locos: un día veo bien y al otro no; un día escucho bien y luego todos los sonidos se juntan en mi oído; ugh, y los olores, a ellos los siento amplificados al mil.

El doctor Nawzaradan escribió algunas cosas y luego acomodó su bolígrafo en el bolsillo de su bata. Miró entonces a su paciente y a Stark intercaladamente.

—Podría ser un embarazo —dijo.

—Qué.

El doctor miró a Peter.

—Por lo que dices, posiblemente sea un embarazo. —Peter le miró horrorizado—. Pero también podría ser otra cosa. No hay que confiarnos. No es normal que siendo un hombre con los sentidos alterados y con un sistema inmunológico impenetrable, se enferme de la noche a la mañana. Te haremos unos análisis —avisó—. Una enfermera estará aquí en un momento.

Viendo que ninguno diría nada, el doctor inclinó su cabeza despidiéndose y salió con calma de la habitación.

Peter reaccionó varios minutos más tarde.

—¿Acaso dijo... embarazo?















PREGNANCYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora