parte dieciséis

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No tenía una meta específica después de graduarse de la universidad. Quizás tendría un romance con un tipo de una de sus clases, un novio que conocería al inicio de todo y con el cual tendría planes de casarse después de varios años de relación.

Ben estaría orgulloso y no dejaría de presumir con sus amigos por todos los diplomas y reconocimientos, diciendo que había millonarias empresas peleando por su sobrino. Ben también estaría en su boda, llorando orgulloso al lado de su tía. Tendría otra razón para presumir a su sobrino y al esposo de su sobrino. Luego, Peter le diría a sus tíos que está esperando un bebé y serían abuelos dentro de meses. Ben estaría nuevamente orgulloso y lloraría de felicidad cuando le dijera que el segundo nombre del bebé sería «Ben».

Su vida comenzaría otra vez desde ahí, con su nueva familia y sus nuevos logros. Vería a su hijo crecer y moriría de anciano al lado de su esposo y sería feliz.

Una vida normal, porque eso deseaba hasta que una araña le mordió, hasta que su tío Ben murió, hasta que conoció a Tony Stark y hasta que... ¿De qué estaría orgulloso Ben ahora?

No había logrado mucho, sólo convertirse en un Vengador, que veía ahora no tenía sentido. Terminó la universidad en poco tiempo gracias a las clases de Bruce y Tony, tenía reconocimientos sí, pero no de los que una vez fantaseo de niño. Su vida únicamente era ser Spiderman y novio de Tony Stark. Todo era tan diferente al plan de “vida normal”.

Quería despertar del sueño e ir a la habitación de sus tíos y ver que las cosas seguían como estaban y que por nada del mundo iría, así le costara mucho, a esa exposición de insectos. 

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Bastaron menos de cuatro semanas para que Peter volviera a ser el mismo chico de siempre. Sus poderes habían regresado a la normalidad y eso significaba que ya podía salir a dar sus rondas nocturnas por la ciudad; sin embargo también le recordaba que había perdido al bebé.

Fue algo confuso al inicio, no entendiendo muy bien qué hacía en el hospital, echado en una camilla y por qué tenía vendas en la parte de su vientre. Estaba perdido e intranquilo. Tuvo que morder sus labios con fuerza para no sacar conclusiones apresuradas y negativas, aguantando el ardor en sus ojos para así no romper en llanto.

A la media hora, ingresó Tony junto con la Doctora Downey, ambos intentado tranquilizarle mediante palabras de lo ocurrido, para así llegar con suavidad a lo importante.

Su primera reacción fue pensar que era una broma, pero estaba claro que la expresión de los rostros contrarios no estaban para eso. Lo único que puede recordar desde ese entonces, es que se la pasó en cama llorando.

Después de llorar lo que debía llorar, sin Tony a su lado, Peter volvió a casa de May. Ese era el único lugar donde podía sentir seguro y distraído, pues la mansión no le daba buenos recuerdos y le parecía tampoco querer darle nuevos. Quería volver a empezar.

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