parte once

1.9K 169 17
                                    


Tony pasó las manos por su rostro una tercera vez. Se encontraba junto con May en la sala de espera del hospital, ansiando que la Doctora Downey saliera de la habitación y le dijera por fin cómo se encontraba Peter.

Aunque el dolor había desaparecido a medio camino, Peter no dejó de llorar en ningún momento, murmurando que no quería perder a su bebé y varias cosas más que Tony no entendió por concentrarse en la carretera e intentar mantener la calma.

Se habían desesperado tanto.

Hace más de media hora que no sabía de él, y estaba pensando en ir y tumbar la puerta para verle y cerciorarse que las cosas marchaban bien y no corría riesgo alguno. Estuvo a punto de levantarse y hacerlo, sin embargo la Doctora salió de la habitación acomodando sus lentes y metiendo luego las manos en los bolsillos.

—Señor Stark —llamó ella, deteniéndose a más de un metro de él. Tony se levantó como un resorte a la par de May. La Doctora les miró y se puso seria—. Peter se encuentra bien —dijo. De igual manera, Tony no sintió alivio.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó antes de que la Doctora terminara de hablar.

La mujer suspiró.

—Tuvo una amenaza de aborto.

May, a un lado, soltó un jadeó y se cubrió la boca con las manos, sintiendo como sus ojos se humedecían. A diferencia de ella, Tony apretó los puños y la mandíbula. Intentó controlarse parpadeando varias veces, no queriendo perder la calma que parecía ya no tenía.

—Al parece —continuó la Doctora—, la mutación en su cuerpo está logrando su propósito. El cuerpo de Peter no esta logrando adaptarse al cambio y sigue rechazando al feto, y si continúa de esa manera, el embarazo se interrumpirá.

El nudo en la garganta de Tony se hacía más doloroso, y estaba seguro que su voz se quebraría si intentaba decir algo. Pensó que May podía estar igual, pues la vio limpiando alguna lágrima y tragando saliva varias veces.

—Escuchen —habló nuevamente la Doctora—: Peter está bien —repitió—. No hubo sangrado y el embrión no se separó de la pared uterina como pensé, y a pesar de la clara amenaza de su propio cuerpo ante el feto, éste está creciendo bien.

—Quiero verlo.

La Doctora Downey negó.

—El cuerpo de Peter está recuperándose lento por la perdida de sus poderes. Si estos continúan así y no vuelve a tener otra amenaza de aborto —tomó un poco de aire—, para cuando ya no los tenga, podemos decir que el embarazo seguirá sin ningún riesgo. Por ahora, ignorando que se ve bien, quiero que las visitas sean más seguidas y tome nuevos medicamentos. —La Doctora dejó de verles para sacar de su bolsillo una receta médica—. Necesito que sean estrictos con las indicaciones que les di al inicio, exageren el cuidado. No olviden que Peter tiene un sistema completamente diferente al de un gestante normal.

—¿Él lo sabe? —preguntó May, despacio.

—No. —La Doctora apretó los labios—. Va a pasar la noche aquí, así que pueden ir a casa. Estará vigilado, no se preocupen.

Tony no dijo nada porque no podía pensar en otra cosa que no sea Peter echado en esa cama después de haber tenido una amenaza de aborto. Asintió y parpadeó varias veces antes de coger el papel de las manos de la Doctora.

La Doctora Downey se despidió de ellos y se perdió en unos pasillos. Tony y May seguían parados en medio de la sala, entendiendo lo que acababan de oír.

Tony se giró a ella.

—No voy a poder llevarte a casa —se disculpó y ella negó con una mueca que intentó pasar por una sonrisa tranquila—. Llamaré a Happy.

—Yo lo hago.

—Bien.

—Estaré aquí mañana temprano —avisó. Tony asintió y ella se fue. Deseaba quedarse junto con su sobrino, pero no se podía por más que quisiera.

Tony tragó saliva cuando dejó de ver a May, y se sintió perdido y solo. Miró la receta en sus manos y vio que no eran tantos medicamentos como había imaginado. Sintiendo su cuerpo al igual que una pluma, caminó hasta farmacia pensado que Peter ni siquiera cumplía los dos meses.



























_____________

PREGNANCYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora