parte diecinueve

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   Como May había dicho, Happy llegó dentro de una hora o dos.

Peter se escurrió hasta un grupo de vecinos, sabiendo que Happy no dudaría en acercarse a él para saludar, obviamente, pero también para hablar de cosas de las cuales no tenía humor de escuchar ahora. O nunca.

Nadie le estaba prestando atención, así que Peter pudo fingir interés y sonreír cuando algún vecino lo hacía. Lamentablemente, sintió la mirada de su tía, quien le sonrió y le llamó con la mano. Peter entendía la advertencia en su mirada, pues la última vez que Happy fue al apartamento, había sido un completo maleducado. Fingió, también, no haber visto eso.

Sintiendo la ansiedad crecer por cada paso que Happy y su tía daban hacia él, se alivió mucho cuando un hombre con bigote y más alto, colocó distraídamente una mano en su hombro y rió a carcajadas por lo que había dicho una mujer. Peter también rió, mirando con nerviosismo y de reojo a su tía, quien había detenido su paso al verle socializar. Suspiró con ganas cuando May negó viéndole con los ojos entrecerrados y negando; Happy solo apretó los labios en una sonrisa y le saludó de lejos con la mano.

—Dios —murmuró, siguiendo la dirección de su tía, que ya estaba parada con la cumpleañera presentado a Happy con los demás.

—Parker. —Eran Ned y MJ. Peter no se hizo el difícil cuando estos le llamaron y le mencionaron sobre largarse y pizza.

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Apenas entraban las cuatro de la tarde cuando el mesero apareció con una pizza familiar en su manos y les deseaba buena comida en un perfecto italiano. Peter no perdió tiempo en coger la primera rebanada, pues se encontraba hambriento después de negarse a comer más hamburguesas; por su parte, Ned y MJ, se mantuvieron en silencio luego de estar soltando entre los tres pequeñas palabras que no llegaban a una buena conversación.

Un poco más de cinco minutos más tarde, cuando Peter sacó su teléfono para no sentirse tan incómodo estando en completo silencio con sus amigos, MJ habló.

—¿Cómo estás?

No hace mucho que Peter retomó el contacto con sus amigos, ya que anteriormente solo hablaban por mensaje o Peter los despachaba rápido cuando le visitaban en su apartamento. Quizás entendía la razón de la incomodidad en el aire cuando se vieron en la fiesta o cuando le insistieron a que asista.

—Bien —respondió, suave y sin alterar su voz. Le echó un poco de orégano a su rebanada antes de llevárselo a la boca y masticar con parsimonia, viendo tras el ventanal a la gente correr por la repentina lluvia—. Estoy bien.

Ned hizo una mueca, viendo a MJ; luego sonrió, cogiendo otro pedazo de pizza.

—Dentro de algunos días es la convención —dijo; Peter le miró de reojo y al segundo volteó su rostro completo. Ned sonrió a sus adentros y continuó—: MJ y yo hemos conseguido las pulseras.

—¡Sorpresa! —canturreó MJ, tratando de lucir entusiasmada.

Peter tuvo un vago recuerdo de Ned hablando emocionado sobre esa convención, pero habían quedado, hace meses desde aquello, que no podría asistir y que lo sentía mucho. Pensó que el tiempo pasó más rápido de lo que hubiera querido, y que si las cosas no hubieran marchado como lo hicieron, quizás, por la licencia que tuvo por su embarazo, podría haber asistido con tranquilidad a esa convención.

Parpadeó más de tres veces seguidas y bajó la cabeza, mordiendo su pizza con lentitud y ya sin ánimos. Si hubiera sabido que salir de la fiesta aburrida de la amiga de May le haría recordar cosas que no le apetecía recordar, hubiera preferido quedarse entonces con mala cara y ser ignorado por sus amigos y acaparado por la cumpleañera ebria o Happy.

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