✨Capítulo 3✨

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La puerta suena y Horacio inconscientemente se oculta bajo la mesa, aquel sonido no le trae buenos recuerdos, recuerda escenas que lo llevan a apretar el oso contra su pecho, buscando refugio de alguna forma. Ya lleva una semana en casa de Jack y Armando, pero esas escenas persisten en pesadillas o flashbacks que no sabría definir.

Jack va a abrir la puerta mientras Armando se agacha junto a la mesa de cristal donde se ocultaba el pequeño. Le extrañan esos comportamientos, pero recuerda el informe en el orfanato, estaba incompleto, y los pocos detalles eran claramente traumas del pequeño.

—Horacio —llamó en voz suave, extendiendo su mano para que el nombrado la tomara—, todo está bien.

Alza la cabeza, temeroso, y recuerda que ya no está en su antigua casa, que Armando no es como su padre biológico, que puede fiarse de que lo protejan cuando Jack es policía. Toma su mano y sale de bajo la mesa mientras una mujer de cabello rojizo ingresa al apartamento tras Conway, lleva una bolsa azul en la mano derecha y se quita los lentes de sol una vez dentro.

—Hola, Armando —saluda, viendo inquisitiva al niño que una vez más se oculta, pero esta vez tras Armando.

—Hola, Michelle —saluda, sin mucho ánimo, no parece que se lleven del todo bien.

Conway suspira antes de hablar:

—Horacio, ella es Michelle, llámala tía —sugiere con cierta malicia que el niño no entiende, asomándose para verla.

Busca afirmación en ojos de Armando, quien asiente leve y lo deja acercarse a la mujer. Camina lento hasta ella, observando asombrado el color de su cabello, no recuerda haber visto aquel color fuera de la televisión en toda su corta vida.

—Hola —sonríe leve, agachándose a su altura—, soy Michelle, ¿y tú? —no es que acostumbrara a tratar con niños, y eso se nota en el tono tosco que usa, pero tiene una pequeña noción.

—Horacio —responde sin dejar la mirada de asombro.

Michelle le extiende la bolsa azul.

—Ten, es para ti —dice simple en un tono suave más suave que el inicial.

Horacio, una vez más, busca aprobación en Armando —a quién se ha apegado más los últimos días—, una vez la tiene, toma la bolsa, sosteniendo su oso con el brazo derecho.

—¿Puedo abrirlo ahora? —cuestiona con ojos brillantes.

—Claro.

Observa la bolsa y saca de ella un perro de peluche vestido de policía. Sonríe amplio al verlo, sigue siendo extraño recibir regalos, pero no por ello es algo malo, al contrario.

—¡Gracias, tía Michelle! —exclama feliz, acostumbrándose bastante rápido a llamarla tía.

—No es nada.

Jack se queda viendo el peluche un momento, cuestionándose si Michelle lo ha hecho a propósito, el peluche se parece demasiado a uno perteneciente a su difunto hijo. Se queda mirándola con molestia, cosa que solo Armando percibe mientras horacio habla con Evans sobre el color de su cabello, banalidades que al niño le emocionan.

—Jack, ven un momento —dice Armando, caminando hasta el cuarto que ambos compartían, el nombrado frunce el ceño.

Michelle los ve retirarse con duda, pero Horacio sigue hablándole y prefiere prestar atención al niño mientras los otros dos hablan lo que cree son problemas matrimoniales.

—¿Es lo que creo que es? —pregunta Armando una vez están a solas

—¿Qué crees que es? —cuestiona molesto.

—¿Tiene algo que ver con... tus hijos? —se cruza de brazos, mirándolo con cierta seriedad, sabe que se trata de un tema delicado, no quiere abordarlo mal y generar una disputa sin sentido, no ahora, ya no es como antes.

—Sí —responde lacónico, necesita un cigarro, mas no es un buen momento. Acordó consigo mismo el no fumar en casa, solo en el balcón.

Armando se acerca, poniendo su mano derecha con cuidado sobre el rostro de su esposo y acercando el propio.

—Todo está bien ahora, Jack —pronuncia con calma las mismas palabras que usaba cuando Conway se removía entre una pesadilla.

Deja un beso corto en los labios del otro y se aleja sonriendo leve, volviendo a la sala.

—¿También eres policía? —pregunta Horacio, intercalando la mirada entre Michelle y el nuevo peluche.

—Sí —duda un poco en la respuesta.

—¿Puedo pedirte un favor? —baja la voz, acercándose un poco para hablarle, ella asiente confundida— ¿Puedes buscar a Gustabo? Es rubio y un poco más grande que yo. No lo veo hace un tiempo.

Michelle nota la llegada de Armando y Jack, el segundo parece algo nervioso mientras el primero está más calmado, les da una mirada rápida y responde positiva al niño.

—Veré que puedo hacer —sonríe un poco.

Horacio baja la cabeza, le entristece recordar a Gustabo, se pregunta si quizá llego a casa y lo está buscando. Al menos ellos pueden buscarlo, ruega el ver una estrella fugaz para hacer como en las películas y pedir un deseo.









...

Editado: 15/05/21

Parte editada publicada: 18/05/21

Estrellas en el techo. [𝘚𝘱𝘢𝘪𝘯𝘙𝘱 𝘈𝘜]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora