Capitulo 2

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"Hay momentos en que el llanto o la risa son las únicas opciones que quedan, y la risa se siente mejor ahora mismo."
Trilogía Divergente

Aun no podía creer lo que mis ojos veía, el estaba como la ultima vez que lo vi. Si Oriana lo viera lloraría como lo estoy haciendo ahora. Corrí a abrazarlo, el era quince años mayor que yo y bueno lo conocía desde que había nacido. Lamentablemente la muerte nos lo había quitado tan joven.

—cariño, aun no me has respondido ¿Qué haces aquí? — me pregunto aun estando en sus brazos, me separe para poderle responder. —bueno creo que lo mismo que tu.. estoy muerta— dije limpiándome las lagrimas.

—pero es imposible eres prácticamente una niña, por dios solo tienes quince años— dijo, bueno ya puedo quitar de mi lista mi edad. —Y tu solo tenias 29 años también eras joven— dije mientras me alejaba mas.

—si pero por lo menos yo termine mis estudios y hasta me case— cuando dijo lo ultimo su cara se contrajo de dolor. — ¿Cómo esta ella? — me pregunto. —Oriana lo esta tratando de superarlo a igual que tu madre, a fin de cuentas ¿que haces aquí haciendo cola? — dije mientras me cruzaba de brazos.

—quiero dejarles una despedida a mis seres queridos y tu ¿Qué estas haciendo aquí? — me respondió dándome una sonrisa lastimera. —hummm...… nada solo tratando de volver— dije mientras encorvaba mis hombros.

Hablamos hasta que nos cansamos, lo extrañaba tanto el era como un hermano; un recuerdo vuelve a mi mente, lo vi vestido de esmoquin en una iglesia toda decorada. Recuerdo ese día, era el día de su boda; también vi a Oriana con su vestido de novia, se veían tan felices, pero no duro mucho ya que al año medio tuvieron un accidente en su motocicleta, Oriana tuvo una fractura en la muñeca y el lamentablemente murió.

— ¡Griber García! — grito alguien, ya era su turno de pasar, le desee buena suerte y me quede ahí esperando; el no tardo mucho y cuando salio lo hizo con la cabeza abajo, eso solo podía significar algo: le habían rechazado su petición.

—Gri…..—trate de decir pero el solo levanto la mano y se fue… había dos personas delante de mi, así que me dispuse a charlar con ellos, pero no eran muy sociables. Uno por uno fue pasando hasta quedarme yo sola esperando, cuando el último salio me puse de pie, aunque ni siquiera recordaba haberme sentado.

—Chica es tu turno— dijo una mujer vestida de traje, me dispuse a pasar. Dentro todo era muy llamativo y elegante, como me lo había imaginado; pero lo que me puso los pelos de punta fue ver la persona quien me iba ayudar…. La muerte.

L'errore di morteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora