⟦05⟧

23 6 5
                                    

La pelivioleta ojiazul se perdió entre el follaje del bosque, siendo guiada por su instinto.

Ya le había dado un par de vueltas a la pequeña localidad que rodeaba la posada en la que se estaba quedando, y decidió ir más en serio con su misión.

Caminaba maravillada al ver la hermosura de las flores, el suave y atrayente cantar de las aves y, sin darse cuenta, se encontraba pensando en sus padres y vecina.

Cuánto deseaba porque aquellas vistas también fueran admiradas por sus progenitores y aquella señora que tanto amor le había dado en los últimos años.

Nostálgica, continuó su recorrido, simplemente siguiendo el rumbo de sus pies tal cual la primera vez que el agua le habló cuando apenas era una niña.

HanSeul~. Por aquí, cariño.

Sin dudarlo, siguió el rumbo que sus extremidades inferiores tomaban, sabiendo de antemano que había, o un lago, o un río cerca.

En efecto, al cabo de los segundos llegó frente a un caudaloso río cuyas corrientes eran tan cristalinas, que se podían apreciar con claridad los pececillos que pasaban y las rocas en el fondo, así como también una que otra planta acuática.

No te detengas, pequeña. Sigue recto hacia la derecha.

Sin mediar palabras, HanSeul siguió las indicaciones del agua, trotando hacia su desconocido destino pues la ansiedad y cierta melancolía que hasta el momento le resultaba extraña, la motivaban a ello.

Muy pronto, se detuvo en lo que parecía ser una colina donde cinco rocas, con diferentes símbolos grabados en cada una, formaban un círculo, dejando un espacio considerable en el medio donde HanSeul se adentró.

En el acto, la piedra que poseía el grabado de un triángulo con la punta hacia abajo y la base hacia arriba, se iluminó y una azulada luz cegó a la pelivioleta por un par de segundos.

Abrió sus ojos cuando sintió una extraña sensación, encontrándose con millones de luces, cuyas figuras asemejaban la de un fino hilo, serpenteando por toda su piel y adentrándose en ella, cosa que la hizo alarmarse.

Sin embargo, sonrió de lado. Se sentía poderosa, y comprobó que lo era cuando un enorme destello salió de su pecho y se alzó hasta llegar a traspasar el jardín destinado a las deidades en el reino de Cryth.

HanSeul no lo podía ver, pero sus ojos poseían un azul eléctrico que poco a poco fue desapareciendo, dejando un azul claro en su lugar.

La chica jadeó y cayó de rodillas al suelo.

Estaba más que impactada.

-Bienvenida de vuelta a la batalla, amiga-una amable voz se escuchó, obligando a HanSeul a alzar la vista.

Frente a ella, claramente, había un holograma de una chica de cobrizos, casi anaranjados, cabellos y amplia sonrisa.

-Mi nombre es Ari, reina de Cryth y sus subreinos: Skygall, Foohw y Feirhie-se presentó al ver que la chica frente a ella no era capaz de formular palabra-. También soy la deidad del espíritu, así como tú eres la del agua.

-¿Qué...?

-Déjame hacerte un poco de historia-sonrió con gracia ante la impresión de HanSeul-. Las deidades surgieron cuando Skygall y los shinigams atacaron a su reina, o sea, yo, para mantener a esos bichos alejados del pueblo, de mí y además para mantener un mejor equilibrio natural-hizo una breve pausa-. Desde un inicio yo he sido la deidad del espíritu, y he visto a muchos pasar por donde estás tú a lo largo de los siglos, ya fueran deidades del fuego, el aire, la tierra o el agua. Al llegar aquí, recibes oficialmente tus poderes y comienza la cuenta regresiva para encontrar a tu guardián.

HanSeul quiso hablar, pero nuevamente no pudo, así que Ari continuó su discurso con una gran sonrisa pese a su enorme debilidad.

-Cada deidad necesita un guardián ya que estos poseen la mitad de nuestras almas y si al cabo de los cien años no somos capaces de encontrarlos, nos enfrentamos a una muerte segura y, así como pasó a quién ocupó tu puesto años atrás, tu alma, la parte que te pertenece, abandona tu cuerpo para buscar otro y así volver con el mismo ciclo. Lo justo es que a nuestros guardianes también les sucede lo mismo. Siempre bromeo diciendo que en vez de establecer el equilibrio natural, sólo existimos para buscar a nuestros guardianes y viceversa-rió y le causó alegría ver que HanSeul también lo hizo.

-Mi nombre es Kwon HanSeul, ahora deidad del agua-rió con burla hacia sí misma-. Y...realmente espero cumplir bien con mi labor-sonrió de lado.

-Estoy segura de que así es-asintió Ari-. Y es una pena que nos tengamos que conocer vía holograma, pero es mi única manera de venir a la Tierra sin gastar todas mis fuerzas.

-¿Por qué?

-Llevo más de cinco siglos viva y en ninguno he podido encontrar a mi guardián. Las hadas me han ayudado mucho y han inventado centenares de hechizos y tratamientos para mantenerme con vida, pero aún así estoy muy débil. La última vez que puse mis pies en la Tierra fue cuando visité a las familias salvadoras de Skygall y les regalé las conexiones con los otros dos pueblos. Aunque parte de mi energía también se consumió cuando logré evitar que los shinigams se colaran en los cristales Laith.

HanSeul notó que Ari era muy conversadora, y ella era muy curiosa, así que no dudó en hacer ver sus dudas.

-¿Qué pasó con los cristales y esos seres?

-Los shinigams nacen del odio, el rencor y la envidia de las personas. Se generaron en el antiguo reino de Skygall y atacaron el trono de Cryth. Por suerte logré detenerlos a tiempo y pensé que los había exterminado, pero lo cierto es que se fueron y enterraron junto a Skygall, colándose en mis cristales y consumiendo a aquellas personas con emociones negativas. No tienen forma específica, así que no les costó mucho hacer aquello.

La pelivioleta iba a hacer otra pregunta más, pero la figura del holograma desapareció por un par de segundos y cuando volvió a hacerse presente, Ari suspiró.

-Me agrada conversar contigo. No te espantas cuando hablo y hablo sin parar, pero debo irme. Mis fuerzas comienzan a escacear.

-Tranquila-le sonrió-. Ve. Yo buscaré mis medios para informarme mejor.

-Busca a WooBin y HeeChul. Son las deidades del aire y el fuego. Son unos tipos muy agradables. Estoy segura de que se llevarán de maravilla. Tengo entendido que viven en Feirhie. Espero que eso sea de ayuda para tí, Han.

-Y lo es. Verdaderamente lo es.

✧*:.。.τнє κєєρєя.。.:*✧ |ᴾ.ᴶ.ᴹ| #𝟐✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora