『P』『r』『ó』『l』『o』『g』『o』

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Como era parte del ritual, todas las deidades se encontraban alrededor de una de ellas.

Incluso Ari estaba allí, a pesar de su gran debilidad la cual tuvo como consecuencia la caída a la Tierra de los otros dos reinos hermanos de Skygall: Foohw (pueblo de los lobos) y Feirhie (lugar de hadas).

Fue en Foohw donde, luego del destierro de Skygall, surgieron las cinco deidades.

Cada deidad poseía un guardián el cual poseía la mitad de su alma y con el que debían reunirse en el lapso de cien años, de lo contrario, morirían y su alma vagaría en busca de otro cuerpo para seguir intentando encontrar a su predestinado.

Al adquirir sus poderes, las deidades suelen vivir mil años más, envejeciendo a la mitad de los mismos, en el caso de encontrar a sus guardianes, esos que, una vez encontrados, las complementarían, uniendo sus almas para formar una sola y mantener el equilibrio de cada elemento.

Por desgracia, la deidad del agua, luego de cien años desde su inicio como diosa, no había encontrado a su pareja y por ello, estaba recostada sobre una cómoda cama en el castillo de Ari, en el reino de Cryth, siendo rodeada por sus demás compañeras, dando sus últimos suspiros.

Algunas de ellas, como era el caso de las deidades del fuego, la tierra y el aire, ya habían encontrado a su predestinado, pero Ari, deidad del espíritu, al igual que la del agua, aún no, con la única diferencia de que sólo una de ellas se mantenía con vida luego de siglos y todo gracias a las hadas y sus remedios mágicos y sólo porque era la reina y soberana del reino de Cryth y sus subreinos.

-Esperemos que encuentres el amor en tu próxima vida, amiga-susurra Ari, depositando un beso sobre la frente del cuerpo ya sin vida de su compañera.

Un pequeño destello lumínico brotó del cuerpo sin vida y desapareció de improvisto.

Aquella era el alma de la deidad, la cual recién ingresaba al reino desterrado de Skygall, llegándose hasta la casa se una pareja de comerciantes que dormían plácidamente abrazados sobre la cama.

En aquella casa estuvo oculta durante un tiempo hasta que la mujer quedó embarazada y, en aquel abultado vientre, más específicamente en aquella criatura que pronto nacería, se refugió, sabiendo que pronto volvería a a su lucha por encontrar a su guardián.

Al cabo de los meses, la pareja le dió la bienvenida a una hermosa niña de, para su sorpresa, morados cabellos y azules ojos, tan bella como el mismo resplandor del agua.

Era hora de que un nuevo ciclo comenzara para la deidad del agua.

✧*:.。.τнє κєєρєя.。.:*✧ |ᴾ.ᴶ.ᴹ| #𝟐✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora