G || I know that you're scared because hearts get broken.
En donde Emma ama a Gilbert con todo su corazón y él no tiene la más pálida idea.
" No entiendo qué me pasa, creí que podía manejarlo pero... no puedo. Solo el hecho de e...
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Capítulo cinco; Aventuras en la nieve.
Cuando desperté en la mañana, Anne ya no estaba.
Le di un vistazo a Minnie May para comprobar que estuviera bien y me levanté de la cama cuando oí las voces de mis padres en la planta baja de la casa. Me dirigí al baño a colocarme mi vestido lila, también me cepillé el cabello tal y como me habían enseñado. No voy a mentir, me da mucha pereza, pero cada vez que bajo con mi camisón mis padres y mi hermana me dan una mirada que me hace sentir fuera de lugar, como si fuera una maleducada. Me hice una bella trenza que Ruby, me enseñó hace mucho tiempo, sonreí ante el recuerdo y salí del baño justo cuando mi madre subía las escaleras para buscarnos.
— Bien, estás despierta. Ayúdame con Peter, cielo.
— De hecho... mamá, me preguntaba si es posible que me dejes ir a ver a Gilbert antes de la escuela, John está muy mal y quiero asegurarme de que no necesiten nada.
Susan suspiró pesadamente.
— No creo que sea una buena idea, Emma. Vi a la señora Kincannon ayer, me dijo que John no está nada bien. Lo mejor que puedes hacer por Gilbert es dejarle espacio para que resuelva sus asuntos.
No dije nada, no tendría ningún sentido discutir, ella no entiende. Como la persona terca que soy, fruncí el ceño y la seguí enojada. ¿Por qué hago tanto caso? Levanté y cambié a mi hermano bajo la atenta mirada de mi madre, ella hace esto muy seguido: me da una tarea relacionada al cuidado y me ve a hacerla, como imaginarán, pretende mandarme a una Escuela de Señoritas. De solo pensarlo se me revuelve el estómago, saber que probablemente nunca pueda ser más que una esposa... bueno, idea asquerosa.
Abotoné la camisa de Peter y alisé su cabello con mi mano, madre sonrió.
— Bien, ahora ve a la escuela, Diana debe estar esperando.
Resistí el impulso de burlarme con una reverencia de despedida y bajé las escaleras. Efectivamente, mi amiga si estaba esperándome con sus útiles en una mano y su merienda en la otra, mi padre estaba junto a ella, extendiendo hacia mi mis cosas.
— Gracias— murmuré antes de saludar.
Caminar con Di era algo entretenido: cantamos algunas canciones, saltamos sobre pilas de hojas y reímos, olvidando todas las preocupaciones de la noche anterior.
— ¡Casi lo olvido!— gritó emocionada, deteniéndose en un punto donde el sendero se divide—. Madre quedó sin palabras al saber que Anne fue quien ayudó a Minnie May, ¡fue a pedirle disculpas y todo!— yo abrí mi boca por la sorpresa, Eliza no era alguien que pedía disculpas, menos a alguien de la posición de nuestra amiga—. Debe estar por llegar en cualquier momento.
